12 agosto, 2008

El gobierno, contradiciéndose, frena el desarrollo de la energía solar

Un modelo energético insostenible, que urge cambiar

El transporte, el sector que más energía consume en España


Por
José Enrique Villarino Valdivielso
Economista

No hace mucho, desde ftf, le decíamos al presidente que la asignatura pendiente para abordar en esta legislatura es la energía, precisamente por los tiempos que corren de crisis y problemas económicos. No es un tema de hoy para mañana pero es inaplazable y en algún momento hay que hincarle el diente, porque tal y como es hoy la estructura de la producción y el consumo energético, este modelo es absolutamente insostenible y está, literalmente, destrozando nuestra economía. Sin cambiar nuestro modelo energético no habrá soluciones duraderas a nuestros problemas económicos. Y la energía, como sostiene el profesor Ruiz de Elvira, es la actividad económica por excelencia que crea riqueza. Sin energía nada es posible y, ésta debe ser -casi todo es posible si el empeño permanece, salvo la muerte- de obtención barata y disponibilidad masiva. La única que hoy por hoy cumple estos dos requisitos es la energía solar en sus tres manifestaciones: térmica, termosolar y fotovoltaica y que, lamentablemente, no recibe la debida atención del gobierno.

El esquema que se presenta –siguiendo el elaborado por el Lawrence Livermore National Laboratory, del US Department of Energy y citado en el blog “Apuntes científicos desde el MIT”- pretende resaltar de una forma esencialmente visual las características de nuestro modelo energético, mediante un ingenuo esquema, semejante a una red hidráulica de ríos y afluentes, viendo de donde “proviene” la energía (las fuentes) del sistema y dónde finalmente desembocan, es decir en que actividad o sector económico la “gastamos”, después de una serie de transacciones entre las distintas fuentes energéticas y los sectores económicos consumidores. El esquema, muy simplificado, ha omitido toda clase de números para una mayor claridad visual y ha sido realizado a partir de los datos de la SGE. El grosor de los cauces representa el porcentaje de cada fuente y cómo se distribuye su caudal hasta llegar a la desembocadura. Deliberadamente se han omitido toda clase de tecnicismos, tales como las clásicas denominaciones de “demanda de energía primaria”, “demanda final” y sus correspondientes unidades de medida “ktep”, Mw y otros con sus correspondientes matices de “bruto”, “neto” “autoconsumo”, etc. Pero, ¿qué nos dice el modelo?


El modelo energético español es altamente dependiente de fuentes energéticas externas, o lo que es lo mismo, muy poco autosuficiente lo que además de problemas de índole estratégica, añade a nuestra economía una elevada factura, agravando el saldo de nuestra balanza exterior y acrecentando el déficit exterior del pais, asi como la inflación. Esta dependencia es, sobre todo, muy acusada en los productos petrolíferos que representan más del 50% de nuestras fuentes energéticas, siendo el autoabastecimiento de petróleo marginal ya que las importaciones alcanzan el 99,6% del total. Es, por tanto, un modelo caro, dependiente y vulnerable para una economía como la española con un alto déficit exterior. El sector de transporte es el que tiene una mayor demanda de energía, cautivo casi en exclusividad del petróleo y, por tanto, con una escasa contribución a la sostenibilidad. Sólo, modos como el ferrocarril son un oasis en este panorama, donde la alta velocidad en el transporte de viajeros va a suponer una auténtica revolución en la movilidad de la media y larga distancia del pais y en el que el transporte de mercancías por ferrocarril debe alcanzar la cuota que le corresponde. El modelo, además de caro y, como ya dijimos, altamente inflacionista, es ineficiente ; sólo hay que observar el saldo final de energía útil / energía perdida, donde las pérdidas del transporte y el sistema eléctrico se llevan, en términos absolutos, la palma respecto del resto de sectores. No obstante, estas pérdidas nada tienen que ver con el despilfarro, que no es otra cosa que el uso abusivo de la energía para satisfacer las necesidades humanas de muy diversa naturaleza, que no está contabilizado en este esquema ya que los consumos, necesarios o no, son los que son.

Para concluir, ¿tienen algo que ver estas reflexiones con las medidas adoptadas por el ministro Sebastián en materia energética antes de cerrar el chiringuito por vacaciones?, ¿servirán para paliar en algo la perversa estructura del modelo energético español? Me temo que no.


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