28 febrero, 2020

El AVE a Galicia: ojo con los plazos esta vez

Anda revuelto el patio de los políticos con los plazos de llegada del AVE galaico a Orense y algo ya sabemos de las consecuencias que ello puede traer, tratándose de la política metida a zascandilear en los proyectos, teniendo en cuenta la escasa preparación de la que suele hacer gala la clase política .

Da lo mismo que sean del Psoe, del PP, del gobierno o de la Xunta. Cuándo llegue el AVE a Orense les importa tres pimientos. Lo único que les importa es "farfollear" con el tema para meterle el dedo en el ojo a los contrarios. Ya se vió en la tragedia de Angrois cómo se las gastan y el remoloneo en formar una comisión parlamentaria de investigación que, cómo no, quedó interruptus.

Tienen la desfachatez de decirse preocupados por los plazos, como si sus respectivos partidos y gobiernos, que ambos ostentaron en alternancia, fueran ajenos a los 15 años de retraso, más los que todavía quedan.

"La casa de los líos"

Con informaciones que recoge el diario "La Región" de Orense, decimos esto, porque ya estamos de nuevo inmersos en guerras mediáticas. Por ejemplo, qué tiene que decir un señor que de lo que opina muy probablemente no tendrá ni repajolera idea, cual es "el delegado del Gobierno en Galicia, quien garantizaba que el ritmo de los trabajos era "frenético" para tener toda la obra civil acabada esta primavera y que a lo largo de 2021, tras las pruebas de seguridad, estaría a disposición de los ciudadanos".

Por otro lado, "el ministro José Luis Ábalos, en su reciente visita a La Coruña, señala que el AVE "llegaría en 2021, la fecha que se había dicho siempre", pese a que a su llegada al cargo mantuvo 2020".

Y para rematarla, sale ADIF y, para curarse en salud y no pasarse del plazo para poder recibir subvenciones asignables a tramos concretos, le ha dicho a la Comisión Europea que el AVE no va a estar funcionando hasta 2023. Hasta la consejera de infraestructuras exige "explicaciones claras" y reconoce que a los gallegos no se les está diciendo la verdad.

Esperamos que hayan aprendido algo y que con las cosas de la seguridad no se juega, o no se debe jugar, y que en esta ocasión se tienten la ropa y no se les vuelva a ocurrir jugar con los plazos y la seguridad de todos los elementos exigibles, de TODOS. Y que no tiren por el atajo de tecnologías que pudieron ser útiles para las vías convencionales, pero no lo son para las de alta velocidad. Salvo, que como hicieron quieran seguir dando gato por liebre a gallegos y españoles en general.

La investigación política inacabada y la judicial durmiendo 
el sueño de los justos

Va ya para siete años de la tragedia del 24 de Julio de 2013 y todo está como poco después del siniestro. El ministro actual no recibe a la Asociación de Víctimas, el juez instructor actual se eternizó en la instrucción, la Audiencia que un paso adelante y otro atrás, el primer juez que tenía ganas de dictar sentencia y entrar en las entretelas del los hechos en plazo razonable, mire por donde le aceptaron una petición de traslado que dormía el sueño de los justos en un cajón. Oh casualidad.

Fomento, hoy Transportes y .... , se sigue llamando a andana a las exigencias de la ERA y no se ha formado una nueva investigación que investigue lo que se debe investigar, en vez de hacer tesinas que es a lo que se dedicó la CIAF (comisión llamada de investigación de accidentes ferroviarios) que hizo un alarde de documentación, pero de investigación, nada de nada. Ahí sigue bajo otras siglas hoy llamada Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria que sigue trufada de connivencias con el ministerio y órganos adláteres.

Ahí siguen los dos partidos políticos, Psoe y PP o PP y Psoe que tanto da, que salieron de la inconclusa investigación tan ricamente, libres de polvo y paja al no haberse redactado conclusión alguna y a quienes salvó el ring en el último momento del round. El Psoe navegando todo el tiempo en la indefinición del sí pero no, pero no pero sí. Y el partido Popular, parapetado en todo momento frente a cualquier hipotética responsabilidad de los agentes implicados, tras un montón de legajos, informes de parte más que discutibles, intentando ajustar los hechos a una pseudo-legalidad trufada de vicios burocrático-metodológicos.

Tomenselo como una recomendación, advertencia o como quieran: dejen políticos e instituciones de utilizar los plazos de las obras de esta y cualesquiera otras infraestructuras como arma política arrojadiza, porque los ciudadanos estamos hartos de que jueguen con las cosas serias, muy serias, como desgraciadamente quedó de manifiesto una aciaga tarde del verano de 2013.

Pero, lamentablemente todo parece apuntar a que sólo dos chivos expiatorios   -y veremos si todavía se queda en uno solo-  van a saldar una cuenta que produjo 81 muertos y 140 heridos y el dolor de un gran número de familias.

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