PRIVATIZACIÓN DE RENFE: ALGUNOS CONSEJOS AL MINISTRO BLANCO

MINISTERIO Y PARLAMENTARIOS SOCIALISTAS ESTUDIAN "VÍAS DE PRIVATIZACIÓN" DE RENFE OPERADORA

FTF ha sido el primer medio de opinión en hablar de la privatización de RENFE Operadora. A algunos no les gustó esta noticia porque quizá tienen miedo a que llegue este momento decisivo en la historia de la compañía ferroviaria. Otros dijeron ...puaf, como que no se lo creían. La inmensa mayoría debió pensar que cuando el río suena, algo de agua lleva. Ahora, otros, empiezan a hablar de ello. Parlamentarios socialistas trabajan en este tema y CIU está por la labor.

Pues así es, nosotros hemos tratado este tema no sólo una, sino dos, tres, y cuatro , o más veces . Parece que la realidad nos va dando la razón y que en el Parlamento y Senado, los diputados y senadores que se ocupan de las cosas del transporte ya han redactado unos primeros papeles para hecérselos llegar, si no los tiene ya, al ministro BLANCO. Lo que hace falta es que estas señorías no yerren en los planteamientos que le hagan al ministro. Meterse en privatizaciones en estos momentos con una visión cortoplacista sólo para sacar dinero debajo de las piedras con que mitigar algunos, pocos, de los males de la crisis, sería un error de bulto de manual. Las privatizaciones no son para ya, son procesos que tienen su devenir; su inicio, su maduración y su final, o no. Nos explicamos.

Según sea la(s) fórmula(s) elegida(s) una privatización no tiene por qué tener un fin, en el que toda la actividad pase ab aeternum a manos privadas. Así, por ejemplo, en las fórmulas concesionales el Estado guarda para sí la titularidad de los servicios y lo que hace es dejar en manos privadas la explotación de los mismos, bajo acuerdo de los términos económicos. Finalizadas las concesiones, éstas pueden ser renovadas, o no. En el extremo opuesto está la venta de una vez de los activos y los derechos de la explotación por una cantidad y condiciones pactadas. Una vez consumado el acuerdo, a quien Dios se la de, que San Pedro se la bendiga. Incluso, nosotros lo hemos propuesto, puede ser que el Estado privatice una o más líneas, pasando la titularidad a manos privadas, pero que la compañia estatal las siga explotando, cobrando por ello los costes de explotación más un surplus por la gestión y estándares de calidad.

Lo que sí imploramos al ministro BLANCO, es que huya de dos cosas. De fórmulas de ingeniería financiera y de la asunción de los llamados riesgos de demanda, sea el modelo que sea, porque ni un caso de éstos ha salido bien ni aquí, ni fuera. Una segunda advertencia es que ni se le ocurra cargarse con activos (trenes y otros) y plantillas que los privados no aceptasen, como consecuencia de los evidentes excesos de capacidad que tiene actualmente la operadora. RENFE ha tenido que apechugar con las llamadas contratas ferroviarias, pegadas a ella como lapas, sufragando regulaciones de empleo de las plantillas de estas empresas prestatarias de servicios a la empresa pública, que iban pasando de mano en mano, mediante la figura de sucesión de empresa. Pues, ahora, al revés, el que quiera el servicio que asuma todos los recursos y que los dimensione a su costa, al igual que durante muchos años tuvo que hacer la Operadora. Como empiecen a templar gaitas sindicales, seguro, el resultado final será un bodrio.

Por otro lado, no es bueno que el Estado abandone y deje de estar presente totalmente, y de golpe, en los negocios, sobre todo en una primera fase. Es esencial su presencia para ser testigos del comportamiento de los mercados, de la fijación de precios y de los costes reales de explotación. Debe ser el testigo imparcial para los negociadores ministeriales de los entresijos de los negocios. Asi mismo, las privatizaciones deben contemplar corredores completos, donde no se mezclen operadores distintos. Este modelo de explotación singular tiene ventajas, primero de mejor control de la actividad, de optimización de mallas, de identificación y clarificación en la asunción de incidencias y otros costes de escala y oportunidad.

Finalmente, ministro, la fórmula de porcentaje que piensas aplicar a AENA, puede ser válida en este caso. De ninguna manera lo es en el ferrocarril. En el ferrocarril no caben las acciones. El desastre sería total. Lo que se privatice, o concesione, o se arriende, o lo que sea, tiene que ser visible, concreto, tangible. La línea zutanita, con los trenes zutanitos y los empleados perenganitos. ¡Ah! y no te olvides que por cada empleado de línea, le corresponden otros equivalentes-avos de staff, mantenimiento, turnos, vacaciones, etc.

Si tienes los arrestos de empezar a meterle mano a este proceso de liberalización y/o privatización, te damos ánimo y te deseamos suerte. Mucha suerte. Átate, como Ulises al palo mayor y ponte los tapones de cera, tanto para evitar que te seduzcan los cantos perversos de las sirenas privadas, como para no hacer caso a los inevitables rugidos sindicales.