03 julio, 2009

Más allá del debate sobre cierre sí, cierre no: La visión económica de Garoña

¿DÓNDE ESTÁN LOS SUPRANORMALES BENEFICIOS DE GAROÑA?

Lo dice claramente Natalia Fabra en Cinco Días, especialista en energía, de la Carlos III. La central de Garoña que ya tiene super amortizados sus costes de inversión genera beneficios que ella denomina supranormales, como consecuencia del sistema regulatorio y de haber recibido los CTC -compensaciones pactadas entre el gobierno y las eléctricas, como consecuencia de la LSE -Ley del Sector Eléctrico- de 1997.

No hay duda de que Garoña ha completado su ciclo económico: es decir, sus costes de inversión están recuperados. Desde la aprobación en 1997 de la Ley del Sector Eléctrico (LSE), sus propietarios han recibido los CTC (compensación pactada entre el entonces Gobierno y las empresas eléctricas ante el temor de que el mercado infrarremunerara las inversiones) y unos precios de mercado muy superiores a sus costes variables. La prolongación de la vida útil de Garoña no haría sino seguir aumentando sus beneficios supranormales, resultantes de la disparidad entre los costes y los precios de la electricidad.
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¿De dónde provienen entonces sus beneficios? Provienen de la propia regulación que ignora que Garoña no puede tener competidores que disputen sus beneficios supranormales.
Por ello, no tendría sentido prolongar la licencia de Garoña sin contrapartidas para los consumidores. Con o sin Garoña, el precio horario del mercado eléctrico sería sensiblemente el mismo.

De manera paradigmática, Garoña revela el problema de fondo de la regulación eléctrica: el pago de beneficios regulatorios. Por ello, la solución deseable puede ser la misma que para el resto de centrales nucleares e hidroeléctricas: contratos por diferencias sobre la base de los cálculos aceptados por las propias empresas en 1997; impuestos sobre los beneficios regulatorios, o procesos de licitación de la nueva licencia (
con datos de 2008, los beneficios supranormales de Garoña podrían rondar los 180 millones de euros/año). Las cantidades resultantes podrían ser dedicadas a diversos fines (por ejemplo, a las energías renovables o al coche eléctrico) sin alterar las señales de precio que aseguran un consumo eficiente.

Ante la creciente comprensión del problema de fondo que revela Garoña, las empresas eléctricas podrían ser las primeras interesadas en su cierre. Evitarían así un precedente que podría extenderse a todos los rincones del sector eléctrico en los que la competencia es inexistente.

Ante esto:
¿Va a devolver NUCLENOR los 180 mill €/año de SUPRAbeneficios a los consumidores, o al Estado para el desarrollo de otras energías alternativas?, ¿Le interesa a NUCLENOR cerrar Garoña?, ¿Nos han estado, y SEGUIRAN, tomándonos el pelo Gobierno y eléctricas? Nos tememos que sí. Esto no es macroeconomía ni ideología. Es puro sentido común. Por si acaso, a pesar de los beneficios, ya nos han vuelto a subir el recibo de "la luz".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando desde distintas fuentes de información se reciben mensajes tan contrapuestos, se llega a la conclusión de que verdaderamente alguien nos está engañando.
Cuando se acabó el monopolio de CAMPSA no se abarató el precio del combustible, y con la liberación de las eléctricas hemos visto una subida, en el sector de las telecomunicaciones tampoco estamos notando muchas ventajas como consumidores…, parece que se ponen de acuerdo para no hacerse la competencia.
En la liberación del sector ferroviario, entrarán nuevas operadoras, pero me temo que ocurrirá lo que con los otros sectores.
Mientras unos y otros están polemizando por unas u otras razones, las razones verdaderas nos son ocultadas, pero nunca son razones que nos favorezcan como consumidores. Ni incluso la energía alternativa es una alternativa. Porque la vamos a subvencionar como recargo en la factura de la luz, como hasta ahora hemos estado pagando la moratoria nuclear. Y la central de Valdecaballeros la abandonaron a punto de terminarse. Y nadie exige responsabilidades.