ADIF, o como dejar una “meada” más en las estaciones
Bien sabido es que los mamíferos superiores somos bastante dados a marcar nuestro territorio. Es el caso de cánidos, felinos, simios y humanos, entre otros. Unos, mediante sus secreciones olorosas, otros mediante sus micciones o excrementos y, algunos, los mamíferos que -dicen- ocupamos la escala superior evolutiva, mediante el poder y los misiles. Queremos poseer un territorio, físico o social, nuestro territorio. A lo más, compartido con la pareja y la prole. Y no en todos los casos.
Algo de esto le ocurre a las empresas, como es el caso de ADIF y RENFE Operadora, nacidas de la segregación de la RENFE -a secas- tradicional y de las jons. En el reparto, ADIF se quedó con la explotación de las infraestructuras y la operadora con la explotación de los servicios, de los trenes. Como ambas tienen sus propias marcas, logos y demás parafernalia identificativa, pues parece que compiten por dejar sus "identificadores" en paramentos, fachadas y allí donde se tercie. En algún caso, como es el de las estaciones de cercanías, que son titularidad de ADIF, pero las gestiona CERCANÍAS, pues cada uno deja en ellas su regalito. Así tenemos: logo de ADIF, logo de CERCANÍAS -en algunas también el logo de RENFE-, pictograma del tren -si es de intercambio, pictogramas de METRO y/o BUS- y el nombre de la estación de que se trate, conviviendo el nombre contemporáneo con el antiguo, en más de un caso.
Volviendo a lo nuestro. Tenemos las estaciones hechas unos cromos, que se dice, y nos quejamos de los graffiteros que casi siempre suelen apuntar maneras artísticas. Tanto logo y tanto pictograma no pasan de ser malos graffitis institucionales que afean nuestras estaciones y las convierten en una auténtica sopa de letras que sólo sirven para despistar a los viajeros. En cambio la información de utilidad: direcciones, líneas, andenes, indicadores, etc suele estar bastante trabucada, si existe. Parefreseando a nuestro Gracián, "lo bello si simple, dos veces bello". Pues, a tomar nota.
Bien sabido es que los mamíferos superiores somos bastante dados a marcar nuestro territorio. Es el caso de cánidos, felinos, simios y humanos, entre otros. Unos, mediante sus secreciones olorosas, otros mediante sus micciones o excrementos y, algunos, los mamíferos que -dicen- ocupamos la escala superior evolutiva, mediante el poder y los misiles. Queremos poseer un territorio, físico o social, nuestro territorio. A lo más, compartido con la pareja y la prole. Y no en todos los casos.
Algo de esto le ocurre a las empresas, como es el caso de ADIF y RENFE Operadora, nacidas de la segregación de la RENFE -a secas- tradicional y de las jons. En el reparto, ADIF se quedó con la explotación de las infraestructuras y la operadora con la explotación de los servicios, de los trenes. Como ambas tienen sus propias marcas, logos y demás parafernalia identificativa, pues parece que compiten por dejar sus "identificadores" en paramentos, fachadas y allí donde se tercie. En algún caso, como es el de las estaciones de cercanías, que son titularidad de ADIF, pero las gestiona CERCANÍAS, pues cada uno deja en ellas su regalito. Así tenemos: logo de ADIF, logo de CERCANÍAS -en algunas también el logo de RENFE-, pictograma del tren -si es de intercambio, pictogramas de METRO y/o BUS- y el nombre de la estación de que se trate, conviviendo el nombre contemporáneo con el antiguo, en más de un caso.
Volviendo a lo nuestro. Tenemos las estaciones hechas unos cromos, que se dice, y nos quejamos de los graffiteros que casi siempre suelen apuntar maneras artísticas. Tanto logo y tanto pictograma no pasan de ser malos graffitis institucionales que afean nuestras estaciones y las convierten en una auténtica sopa de letras que sólo sirven para despistar a los viajeros. En cambio la información de utilidad: direcciones, líneas, andenes, indicadores, etc suele estar bastante trabucada, si existe. Parefreseando a nuestro Gracián, "lo bello si simple, dos veces bello". Pues, a tomar nota.
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