28 enero, 2009

El soterramiento de la madrileña M-30, no ha mejorado la movilidad y nos ha arruinado


La calle 30

La antigua M-30 es hoy la renombrada como Calle-30 -¿seguro que es una calle?-. Bonito nombre con evidentes evocaciones cinematográficas. Antaño bajo la garra de Fomento, hogaño bajo la del ínclito alcalde Gallardón. A este chico, a falta de otras cosas en que entretenerse, no se le ocurrió otra idea que ponerse a gastar un buen puñado de euros en esta vía de circunvalación que constriñe la ciudad de Madrid. Algo así como 4.250 millones de euros presupuestados que se convertirán con los enlaces pendientes, otras obras necesarias y remates de las chapuzas en cerca de 6.000, que en antiguas pesetas son algo así, sin decimales, como cerca de 1 billón de pesetas y que, sumando la financiación a 35 años, puede llegar a más de 10.000 millones de euros, casi 1,7 billones de pesetas. A esto hay que sumarle más de tres años de obras con sus consiguientes molestias para todos los ciudadanos y sus correspondientes costes económicos –aunque en este país no seamos muy dados a monetarizarlos-. Los beneficios – el Valor Actualizado- parece ser que los ha estudiado la Universidad complutense y ha venido en decir en un estudio pagado por el Ayuntamiento madrileño que asciende a algo así como 6.700 millones de euros. Desconocemos de dónde se habrán sacado estos jóvenes y sesudos investigadores tan optimistas cifras pero lo innegable es lo que se ve, constata y sufre todos los días. Aunque así fuera, en puro coste-beneficio, una ruina.

El soterramiento de esta vía tenía cuatro objetivos: mejorar la seguridad y la funcionalidad de la vía; favorecer la movilidad del centro urbano; recuperar nuevas zonas para los ciudadanos y eliminar el efecto barrera de esta infraestructura.Todas las mañanas nos desayunamos con, al menos, un par o tres accidentes de tráfico en la citada vía, con los atascos en casi el 95 % de su recorrido, con las vías radiales confluyentes colapsadas, con el segundo y tercer anillo tres cuartos de lo mismo y con el centro atascado. Señor Gallardón ¿ en qué ha mejorado la seguridad?; ¿en qué ha favorecido la movilidad hacia el centro urbano?; ¿ha desaparecido el efecto barrera?; ¿dónde están los espacios recuperados– que dicho sea de paso se le hunden y hay que volver a gastarse la hijuela-?. Cada vez que ocurre el más mínimo y tímido incidientillo meteorológico, los túneles se le anegan y todo deja de funcionar. Eso sí, nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, vamos y van a tener que pagar el coste equivalente a 5.000 euros por habitante -18.000 euros por familia o 2,9 millones de pesetas-, además de los 6.500 millones de euros de deuda municipal, que ha supuesto la gracia de su megalomanía y su complejo, no superado todavía, de niño gazmoño.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Si lo que quería era ahorrarse atascos nos habría salido mucho más barato haberle pagado un helicoptero a ese señor