27 agosto, 2008

A propósito de la catástrofe aérea del pasado día 20 en Barajas (Madrid)

Gestionar una crisis

Por
José Enrique Villarino
Economista

Si algo deben saber hacer los políticos es gestionar una crisis. No son especialistas ni expertos en nada y se les va el tiempo en parlotear y parlotear. Pero no suele ser así. Siempre mirando sólo por sus intereses partidistas, cuando no, por los suyos. Su poltrona, su lucimiento, su ego, su miserable poderío. Y así nos luce. Mienten, dicen verdades a medias, utilizan a los demás y acallan a quienes no reman en su corriente y a quienes les dicen las verdades del barquero.

Gestionar una crisis no es comparecer tres ministros vacíos de información sólo por comparecer para que no les echen en cara que no han sido capaces de dejar sus vacaciones. Sin ninguna idea clara, sin ninguna estrategia, contrayendo compromisos que el más ignorante sabe son imposibles de cumplir, como es decir que en 72 h estarían identificados los cuerpos de las víctimas mortales. Como decir que la información la debería dar la operadora sin saber que la ministra es la autoridad aeronáutica y que la responsabilidad la debe asumir la administración desde que ocurre el accidente. La operadora, a partir de ese momento, se pone a las órdenes de la autoridad aeroportuaria y nada más. Lo que se ha hecho es dejación de funciones. ¿Qué hizo el ministro de Justicia y la de Fomento? Sólo ahora, seis días después, el ministro de Interior parece decir cosas minimamente sensatas.

Gestionar una crisis no es acaparar las comparecencias los políticos y no ser capaces de dar entrada a los especialistas que son quienes tienen la credibilidad de los ciudadanos. Cuánto mejor hubiese sido que el máximo responsable de las tares forenses explicase a los familiares que es mejor obrar con mesura, asegurando las identificaciones con la máxima certeza, aunque se tarde una o dos semanas más. O el tiempo que sea preciso.

Gestionar una crisis es dar voz al máximo responsable de la comisión de investigación del accidente para que los familiares y los ciudadanos perciban la cercanía de los expertos a fin de que les transmitan la dificultad de los trabajos y la necesidad de no escatimar en tiempo para esclarecer de forma fehaciente la verdad de los hechos.

Gestionar una crisis es apoyar la función judicial, máxima autoridad, cuyo veredicto dictará la verdad más verosímil de lo que pasó y la única que puede enjuiciar conductas dolosas o no y si existen, o no, culpables de los hechos. Todo lo contrario a la labor de un órgano como AENA que ha tardado una semana menos un día en poner a su disposición una cinta de vídeo que visiona 7 segundos del fallido despegue.

Gestionar una crisis es imposible con sólo dos funcionarios aeronáuticos con capacitación de labores inspectoras, a los que encima, se les obstaculiza su labor y sufren de mobbing laboral, porque siempre es bueno y acomodaticio matar al mensajero. ¿Quién es SENASA, una empresa de Fomento para hacer tales tareas? SENASA es un batiburrillo de competencias tales como formación de pilotos, seguridad aérea, subcontratada ésta a pilotos pre o jubilados. Pero sin la fuerza ni las competencias que posee la función pública, a través de sus funcionarios. Si a unos funcionarios insobornables, que malamente ganan 1.300 euros al mes se les trata como se les trata, es fácil imaginar la calidad y verosimilitud de los informes de SENASA elaborados por subcontratados, plegados a todo tipo de corruptelas de los responsables políticos.

Gestionar una crisis como Dios manda no es tener que enviar al Reino Unido las tan traídas y llevadas cajas negras –anaranjadas- para que sean leídas e interpretadas por expertos técnicos en la materia ya que en este país no hay profesionales formados y cualificados para ello. ¿Y si los hay, por qué no se les ha asignado tal misión?

Gestionar una crisis no es tener que subcontratar con una empresa exterior –americana- la recogida y devolución de las pertenencias personales de las víctimas a sus familiares. ¿Qué sabe hacer entonces el ministerio de Fomento y nuestra Administración?

Gestionar una crisis no es tener la irresponsabilidad política de crear en el BOE una agencia de seguridad aeronáutica que pusiera fin al caos en esta materia, repartida y mal gestionada en múltiples parcelas de la administración, para luego dar marcha atrás por falta de presupuesto y porque no se encuentra responsable que asuma tal trabajo por el salario, nada despreciable, ofertado. Mientras, torpes compromisos electorales del partido en el gobierno han supuesto más de 11.000 millones de euros, de una tacada, en una evidente inutilidad económica y social.

Gestionar una crisis no es decir desde las tribunas y en los papeles la gran importancia de la seguridad aérea y de cualquier otro tipo como prioridad de gestión del transporte y luego tomar medidas como la antedicha, que desmiente cualquier interés en ello. A los políticos se les llena la boca de poner la seguridad en primer lugar de todo y más tarde la posponen en aras de sus intereses más bastardos. ¿Por qué no se exigen y depuran responsabilidades judiciales a este respecto? Un nuevo organismo inspector posiblemente no habría podido evitar el accidente pero sí sentar las bases de una nueva organización de seguridad aérea. No habría podido, ¿o tal vez, sí? Visto lo visto ¿no habrá un juez que llame a los responsables políticos a que den cuenta de su proceder? Me temo que no.

Así podríamos seguir y seguir.


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