13 diciembre, 2007

Sobre innovación

Nigel Barlow

Autor de Re-think: How to think differently

Por Teresa Turiera
IF .... La Revista de la Innovación

Se autodefine como un agente provocador, un coach creativo y un rockero de los negocios (business rocker). Fundó la consultora de Tom Peters -el profeta de la revolución de la gestión empresarial- en Europa, y dirige actualmente Service Legends Ltd. y el proyecto Re-Think. Además de asesorar a grandes compañías de todo el mundo, es autor de dos éxitos de ventas: Batteries included y Re-think.

¿Quién está innovando mejor en este momento: las empresas con grandes recursos, las más pequeñas y flexibles, los adolescentes?

Cuando hablamos de repensar, o de innovación, o de romper moldes, pienso en compañías como Apple, que llegó de fuera del mercado de la música y lo ha transformado totalmente con el iPod, y ahora con el iPhone y otros productos. Sin embargo, todo el mundo es capaz de repensar, y es interesante ver cómo organizaciones tan tradicionales como los bancos están repensando su identidad. Cuando pensamos en un banco, no lo asociamos con creatividad e innovación, sino con solidez, seguridad... Pero hay bancos, como ING, que tienen oficinas en la costa este de Estados Unidos con aspecto de ser un café de Amsterdam, con bicicletas y máquinas de capuchino, rompiendo las barreras entre el banco y sus clientes. Y evidentemente los niños son el mejor ejemplo de innovación. Está creciendo toda una generación que cree que la pantalla es lo real, y nosotros somos virtuales. Son los llamados screenagers. Habitan un mundo totalmente nuevo y hay mucho que aprender de ellos. Creo sinceramente que necesitaríamos un asesor tecnológico de 14 años de edad en nuestras compañías, porque piensan desde un punto de vista digital.

¿Qué debería cambiar en el sistema educativo para que los jóvenes salgan preparados para este contexto de transformación constante?

La mayoría de la educación está dirigida a perpetuar el pasado, más que a inventar el futuro. Hay tres partes en el proceso educativo: el que aprende, el proceso de aprender y lo que hay que aprender, y la educación actual todavía está demasiado centrada en ese último aspecto. La educación verdadera es la educación de uno mismo, y el sistema educativo debe concentrarse en expandir ese conocimiento, en ampliar su manera de pensar y no en llenarlo de información.

«El reto para la mayoría de las organizaciones es cambiar la propia empresa, y ello requiere los dos tipos de creatividad: adaptación e innovación»

Hay quien defiende que se debe apostar por la parte creativa del cerebro, y no tanto por la racional...

Deberíamos apostar por los dos lados del cerebro, y sobre todo por conectarlos. La educación debería tener como objetivo transformar el cerebro de la persona que aprende. Si usted pregunta en una clase de niños de cuatro años quién se siente creativo, todos alzan la mano. Si se hace la misma pregunta a los 14 años, no hay brazos en alto. Ahí está el fallo del sistema educativo.

Está muy bien pensar de manera diferente, pero la mayoría de las veces el proceso operativo del día a día en las empresas va por otros caminos...

Hay dos tipos de creatividad: la adaptación, que es mejorar algo que ya existe, o la innovación, que significa algo nuevo, pensar de manera diferente; y la gente que piensa diferente suele no encajar en la estructura de una organización que es más bien del tipo adaptadora; se sienten como outsiders -en español podríamos utilizar la palabra inquietos. Normalmente los directivos de una empresa aspiran a hacer mejor lo que ya hicieron ayer. Y las organizaciones deben encontrar maneras de dar salida a estas dos maneras distintas de pensar, la que prefiere seguir mejorando -y eso es muy importante para el negocio- y los que realmente quieren cambiar las cosas. Por eso odio la expresión to think outside the box. Cuando una empresa me pide que les ayude a pensar out of the box, yo les pregunto: «What box?» Y es que creo que actualmente el reto para la mayoría de las organizaciones es cambiar la propia empresa, y ello requiere los dos tipos de creatividad: adaptación e innovación.

¿Cuáles son las compañías que van a sobrevivir, que sabrán adaptar su modus vivendi y su modelo de negocio a esa necesidad de cambio continuo?

Creo que este siglo estará basado en las conversaciones: con nuestro entorno, con otras personas, con otras culturas, y sólo a través de la conexión de esas conversaciones, desde un punto de vista colectivo, podemos llegar a una comprensión de este mundo cada vez más complejo, y a sobrevivir incluso como especie.

«Habrá nuevas medidas para definir el éxito en el futuro, y estarán más en línea con las nuevas tecnologías: más conectadas, más universales, analizando más el conjunto que las partes»

Cada vez más las ideas que hasta ahora eran periféricas en el mundo de la empresa, como la responsabilidad social corporativa o los programas éticos, todos esos elementos secundarios empiezan a formar parte del núcleo duro del negocio. Creo que las compañías que realmente tendrán éxito en el futuro serán no sólo las que estén bien gestionadas y tengan sus finanzas al día, sino las que además aporten algo substancial a la comunidad o al mundo exterior. Habrá nuevas medidas para definir el éxito en el futuro, y estarán más en línea con las nuevas tecnologías: más conectadas, más universales, analizando más el conjunto que las partes.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante si aplicamos este concepto también a los países. ¿Dónde quedaría España frente a Irlanda, Finlandia, India, Países del Este...?

Un Ejemplo: quizás en vez de hablar de centralización, descentralización de Cercanías (es decir quien lleva el gorro del jefe) deberíamos trabajar mucho más en idear cuales los mejores sistemas de gestión de transporte urbano e interurbano...

Anónimo dijo...

¿Que sucede cuando grandes empresas públicas ni mejoran lo que hay ni innovan nada?. ¿Que ocurre con los creativos en esas empresas?. Los dinosaurios están condenados a desaparecer. Los creativos siempre encontrarán campos donde crecer.