15 mayo, 2007

Derrochar experiencia (II)


Por
José Enrique Villarino Valdivielso
Economista


Un reciente estudio de la consultora Hudson sobre motivaciones y aspiraciones laborales de los profesionales mayores de 40 años, realizado a 1.135 profesionales europeos revela que las condiciones que les ofrecen sus empresas no se corresponden con sus pretensiones. No obstante, el 65% preferiría dejar su puesto de trabajo y continuar colaborando con la empresa en proyectos puntuales, un 12% mantener su posición y sólo un 10% retirarse definitivamente.

Yo me pregunto ¿por qué las empresas y los sindicatos no pactan otras fórmulas más flexibles, imaginativas e interesantes para ambas partes de jubilación –anticipadas sobre todo- que no sea la de adiós, y si te he visto no me acuerdo o aquella otra de toma el dinero y corre?

Ya se que algunas empresas ven en las prejubilaciones generalizadas –café para todos-, en la mayoría de los casos erróneamente, una salida para arreglar su cuenta de pérdidas y ganancias. Sobre todo las grandes. Sería tan sencillo retener a los empleados de edades maduras con medidas tan baratas como fomentar el buen ambiente en el trabajo, el reconocimiento a su labor y experiencia, mayor flexibilidad en los horarios e, incluso, la posibilidad de teletrabajar, cuatro de las más importantes citadas por los entrevistados del estudio citado.

Algo es algo, la función pública acaba de aprobar que hasta el 10% de los funcionarios pueden tele-trabajar el equivalente al 50% de su jornada, en un experimento piloto.

¿Por qué los trabajadores jubilados o prejubilados no pueden seguir vinculados colaborando con la empresa en tareas de asesoramiento, supervisión, formación y otras tareas en las que se canalicen sus conocimientos, experiencias y saber? Caben 20.000 fórmulas a poco que pongamos en marcha nuestra imaginación, con un sobrecoste cero sobre los costes actuales de jubilaciones y prejubilaciones, incluso con menores costes para el sistema de la Seguridad Social y las empresas, y con incentivos, económicos también e intangibles para los empleados.

Parece ser que el gobierno se está pensando incentivar el retraso voluntario de la jubilación, a cambio de un 2% más de pensión. Sinceramente, una medida bastante ramplona, nada imaginativa, aunque tratándose de imaginación mejor que lo deje en manos de las empresas y los trabajadores. Pero lo más importante en este nuestro país, por otras latitudes también cuecen parecidas habas, no es que estemos sobrados de conocimientos como para derrochar la experiencia de nuestros seniors –señores- con las que nutrir a nuestros jóvenes aprendices, por muy titulados y masterizados que nos lleguen a la empresa.

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