Eso sí, al AVE a su pueblo, le da un meneíto, al igual que hizo González con Sevilla, Aznar con Valladolid, la Maleni con Málaga, la zamorana recastada gallega y Pepiño con el AVE a Galicia y hora este inane ministro con Santander, eso sí, de momento en versión light.
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| El ministro en la comparecencia de los desayunos de Europa Press el martes pasado |
Como ya hemos dicho hace algunas semanas, el ministro da marcha atrás, es decir, recula, en la separación entre las infraestructuras y las operaciones y obediente a todos los lobbies vuelve a crear el momio retrógrado de Renfe+Adif y así dar gusto a las fuerzas vivas y ocultas de ambos monopolios.
El martes reculó también del proyecto de su antecesora, que lo único que hizo fueron proyectos, pero de realizaciones pocas chichas, de liberalizar los servicios de alta velocidad de Levante (Valencia-Alicante-Murcia) y lo manda al baúl de los recuerdos de la célebre canción de Karina.
Como también manda al baul de Karina la internacionalización de la Operadora, al entender por internacionalización el hacer de monaguillo de los lobbies constructores de vías y trenes, en el extranjero.
Porque nada ha dicho el martes cuando se refirió a las mercancías ferroviarias, salvo las elementalidades y los tópicos de siempre. Nada dijo de la necesidad de entrar con el bisturí en una organización esclerotizada que arrastra vicios de hace 80 años, anclada en los modos y maneras del cortijeo que ha padecido por grupúsculos de presión de los sindicatos, cortijo sobre todo de UGT y SEMAF, con Fomento, siempre remiso a plantar cara al lobby mafioso de la carretera, encantado con el fracaso de las mercancías ferroviarias.
Tampoco dijo nada de la defensa del transporte ferroviario de mercancías español de los monopolios ferroviarios francés y alemán, ni de la estrategia para protegerse que no es otra que crear una fuerte alianza ferrocarril-puertos, ambas actividades bajo sus competencias, ya que de impermeabilizar la frontera con Europa ya se encargarán nuestros vecinos franceses.
Para nada se refirió a especializar la red convencional, convenientemente mejorada, para los tráficos de mercancías y tampoco se fijó ningún compromiso de que en esta actividad ferroviaria se acabó el cachondeo que ha venido padeciendo, cumpliendo tiempos y plazos de viaje, así como unos niveles de calidad que hasta ahora nunca se han producido.
De puntillas pasó este chico en lo tocante a las Cercanías. ¡¡Dios mío, las Cercanías, quién las ha visto y quién las ve !! Estaciones hechas unos zorros, mal mantenidas, llenas de basura, abandonadas, megafonías que no funcionan y se caen cada tres por cuatro, elementos de teleindicación que parece que se escriben en esperanto, y que seguro, seguro, que nuestros visitantes extranjeros no entienden, con abreviaciones que resultan ininteligibles. Trenes sucios, impuntuales como no se conocían hace años, con los empleados desmotivados y con las Cercanías de Barcelona, que jamás debieron transferirse.
Total, que otro ministro inane y retrógrado. Que como sus antecesores da un paso para adelante y tres para atrás. Pero hace mucho tiempo que ya no se da ningún paso para adelante. Eso sí, tonterías, inauguraciones con consecuencias trágicas, AVEs a ninguna parte y despilfarros varios, todos los que se quieran.
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( * ) Por inane se entiende aquella persona que no hace nada, o casi nada. Por retrógrado, el que va o circula hacia atrás.
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