03 abril, 2013

Zaragoza Alta Velocidad, suma y sigue


630 millones de euros, adeudados a un pool de los principales bancos españoles, tiene que refinanciar la sociedad ZAV, conformada por la Diputación General, ADIF, Renfe y el Ayuntamiento de Zaragoza. Como siempre, al socaire de los fastos de este país, en este caso de una EXPO o algo parecido, hay que remodelar el ferrocarril, una excelente excusa para que las grandes constructoras, auxiliadas por las locales y los politicastros de turno, hagan su agosto.



Y allá van siempre RENFE y ADIF a poner el trasero, levantando vías, dejando terrenos baldíos sobre los que se abalanzan batallones y batallones de especuladores, cerrando señeras estaciones, haciendo otras nuevas, faraónicas, tal que las inaugurase Ramsés III, y palmando pasta en cada operación de este tipo. Experiencias, para dar y tomar: desde fallidas operaciones especulativas, pasillos verdes a los que hay que cuadrar las cuentas al final, convenios del tres al cuarto con las mafias político-empresariales-sindicales locales, etc, etc.

630 millones es mucho dinero, casi 105.000 millones de pesetas de los que de acuerdo con la participación accionarial de la operadora y la administradora ferroviarias deben el 50%, lo que les faltaba a sus magras cuentas de pérdidas y ganancias y a las operaciones en que se va a embarcar el ferrocarril en nuestro país.

A ver si de una vez por todas se enteran los políticos, se entera FOMENTO y sursum corda, de que nada, ni ninguna de estas operaciones ferro-urbanísticas han sido, ni son, ni serán autofinanciables, que, además, son de dudosa utilidad a la ciudadanía y para lo único que sirven es para que la creme de la creme político-institucional se tire el pisto, despilfarrando el dinero ajeno. Dice el refrán, que quién con niños se acuesta, ..... pues, eso. ¿Cómo va a haber plusvalías o beneficios, o las cuentas a cero, si de socios suelen ir lo peorcito de cada casa.

Hemos visitado la web de ZAV para ver el estado de las obras que en su día se proyectaron y el estado de las cuentas y tararí que te ví, como era de esperar. Si ud pincha donde dice "La Nueva Zaragoza", le contesta una página con ñaca, ñaca. Aquí lo de rendir cuentas no se lleva y menos en una web abierta al público en general. Esos son hábitos perniciosos. Todo muy bonito, venga de fotografías, venga de vídeo de las Cercanías, que mejor lo retiren visto el enorme éxito de éstas. Pero, cuando a estas altura esta sociedad mercantil, debe 630 millones de euros, las cosas no debieron marchar muy bien. Y ahora, ni compuestos, ni con novio.

Tampoco es costumbre que nadie rinda cuentas de nada. Ni pasa, ni se rinden, ni se piden, ni se exigen cuentas a nadie, ni de nada. Nada de nada. La más absoluta, nada de nada. ¿Y de dónde van a salir los 630 del ala? Pues de los zaragozanos, los maños y los españolitos, como siempre.
Pero, no tengan prisa, ahora mismo les contamos la última que se le ocurre a ADIF, otra, que de llevarse a cabo va a acabar rematadamente mal, como todas las operaciones urbanísticas a que ya nos hemos referido. Les contamos lo que anteayer mismo recogía "El Periódico de Aragón".

 Adif impulsará la creación de 250 pisos en una torre de 20 alturas en el Portillo

"El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que anda pertrechando un plan de negocio que permita devolver los 360 millones de euros que se le adeudan a los bancos, ya tiene un objetivo claro para empezar: rescatar el proyecto de torre de 20 plantas que hace casi una década iba a presidir el renovado entorno de la estación del Portillo. Un edificio que iba a albergar un hotel y usos terciarios pero que ahora pretenden reconvertir en 250 pisos. ¿Por qué? Porque ese suelo en el mercado valdría el triple y porque no hay empresas interesadas en comprar terrenos para hacer oficinas en Zaragoza (ni hoteles que no sean de gran lujo ni, probablemente, viviendas).
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CUANTO ANTES La intención es obtener ingresos y cuanto antes mejor, para devolver el crédito a los bancos. Y esta parcela, de 28.000 metros cuadrados edificables y situada muy cerca de la rotonda de la Ciudadanía y la avenida de Madrid, es considerada por los técnicos como la más valiosa del barrio del AVE y de toda Zaragoza.
Aunque eso no garantiza el éxito en un concurso público, la recalificación de este suelo de terciario para pasarlo a residencial podría multiplicar su valor actual por tres, aunque sea un valor que, obviamente, está muy por debajo de la que tenía cuando se firmó el convenio del AVE entre el Gobierno central (con el Ministerio de Fomento, Adif y Renfe tiene el 50% del accionariado), la DGA (25%) y el ayuntamiento (25).
Sin embargo, Adif ya tenía suelo en el Portillo para hacer esas mismas 250 viviendas. Concretamente en una parcela situada junto a la avenida Anselmo Clavé, de 24.000 metros cuadrados edificables y con capacidad para 220 viviendas en dos bloques con hasta diez y cinco alturas como máximo, respectivamente. El problema es que esta superficie está ocupada.
El gestor ferroviario se tendría que ver obligado a demoler el edificio de Correos, al que tiene como inquilino en un inmueble que es de su propiedad, para disponer del suelo donde se levanta, que también es suyo. Y también debería demolerse la vieja estación del Portillo, pero antes Renfe debería acometer el traslado de los servicios que allí mantiene, entre ellos --y sobre todo-- el centro de control de tráfico de los servicios de Media Distancia. Pero ambas actuaciones cuestan dinero y ni Adif ni Renfe quieren pagar ni un euro.

Su problema ahora es que el Ayuntamiento de Zaragoza se niega a recalificar a residencial la parcela de usos terciarios. En parte porque sabe que CHA e IU no se lo permitirían, y duda de que el PP lo respalde en una operación que supondría duplicar el número de viviendas. Por eso, se busca una solución intermedia que pasaría por hacer un simple intercambio de usos entre estos dos suelos: pasar los residenciales a la torre de 20 plantas y los terciarios al terreno de Correos y la vieja estación. Aparcada sine die hasta que Adif y Renfe se decidan a gastar. De hecho, la operadora ya tenía previsto llevar sus instalaciones a la estación de Delicias. Tiene proyecto, estimación de costes y ubicación. Pero se niega a gastar un euro.
Por otra parte, la altura de la torre de viviendas no podrá superar los 53 metros de altura. Lo establece así la normativa vigente y el ancho de la calle Escrivá de Balaguer. Los 35 metros que separarían este edificio de los que hay enfrente no podrían representar nunca menos de dos tercios (66%) de su altura. Pero permitirá hacer entre 16 y 20 alturas, dependiendo de la separación entre plantas que se decida."

En fin, que el lío está garantizado, como siempre. No escarmientan, ni los unos, ni los otros.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos antecedentes:
San Sebastián de los Reyes, la especulación especulada. Pasillo Verde Ferroviario: hubo que cuadrar las cuentas vendiendo Renfe una parcela en la playa de vias de aparcamiento de Atocha.
Esta operación les va a costar 180 millones a Renfe y Adif.

Anónimo dijo...

Pues menos mal que pone 2002 en el logo que sino alguno/a le echaría la culpa a la herencia recibida del gobierno anterior.

Anónimo dijo...

Los gerentes de las recién privatizadas empresas, a menudo los mismos individuos que antes de la privatización, doblaron o triplicaron sus propios honorarios. El gobierno utilizó dinero del erario para saldar las deudas y renovar las empresas antes de sacarlas al mercado.
A juzgar por los resultados, salta a la vista que lo que se pretende con la privatización no es la eficacia ni la mejora de los servicios para el consumidor, sino que su verdadera finalidad es la trasferencia del erario público -- supuestamente destinado a la reparación de las desigualdades sociales -- a manos privadas. En Gran Bretaña, al igual que en el resto del mundo, la práctica totalidad de los valores de las empresas privatizadas hoy se halla en manos de sociedades financieras y de grandes empresas inversoras.

Susan George