19 agosto, 2012

Empieza un nuevo curso y otro plan más en los que nadie cree

  PITVI: ¿Construir o mantener?

Sede y jardines del Mº de Fomento español, en los "Nuevos Ministerios" de Madrid


Todavía, ministra, no ha presentado al público ese plan de tan cursi y complicado acrónimo: Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (2012-2024). Pues, un consejo, déjelo. Déjelo porque va ud encaminada a lo mismo que le pasó a todos sus antecesores. Cada uno quiso tener su planecito de infraestructuras de la señorita Pepis, entre otras cosas, para incumplirlo, porque, todos, todos, son incumplibles y acaban uds haciendo el ridículo mayúsculo.

Mire, ministra, el plan que pueda presentar un ministro a 12 años, es pura "filfa". En ese ministerio, al igual que en el resto, no se sabe hacer planificación ni a corto, ni a medio plazo, como para hacerlo a largo plazo. Todo se queda al poco tiempo en papel mojado porque cada uno de uds no suele durar más de 4 años en el cargo y cada plan, -desaguisado-, del siguiente ministro entierra el anterior. Y así sucesivamente.

Tampoco es el mejor momento para invertir, aunque sea en obra pública, por dos razones: la primera, porque no hay un duro y todo gasto hay que devolverlo a precio de oro y, la segunda, precisamente por lo que acabamos de decir, porque propiamente lo que se hace no es inversión sino gasto. Y aunque fuese inversión, ya hemos dicho repetidamente que está demostrada la baja elasticidad entre inversión infraestructural y el crecimiento del producto, en la actual estructura económica española. Aunque no sean aceras ni rotondas, le puede pasar como a Zapatero con el Plan E, ese de una E con el sombrerito de la Ñ, que cuando se hacen las obras se crean unos cuantos empleos eventuales y luego, hasta luego, Lucas.

Creo que era San Ignacio que, además de santo, también era un excelente coach en gestión, quien dijo algo parecido a que en tiempos movidos, mejor no hacer cambios. Pues, eso. Tome nota del consejo ignaciano,  guardese el plan y dedíque el dinero a mantener lo ya existente, que como se ha hecho tanto en los últimos 20 años, pues sólo eso ya nos cuesta un montón de dinero.

Realmente, estos planes no le interesan a nadie. Ni siquiera a las grandes constructoras, porque ellas se enteran de todo, casi antes que ud, y tienen más infiltrado su ministerio que un queso de gruyere. Como tampoco nadie hace ordenación del territorio, pues la planificación de las infraestructuras también es irrelevante. Sólo, quizá, a las consultoras e ingenierías para rellenar el primer capítulo de cada proyecto que ud misma les encarga. O sea, que le cuentan lo que uds ya saben. Cuando las aguas de nuestra economía vuelvan a embalsarse mansamente y empiecen a llenar la presa, ya llegará el momento de volver a invertir. Pero, ministra, como decimos los gallaelicos, con sentidiño, ministra, con sentidiño ...., No en AVEs que van a ir vacíos, ni en aeropuertos para practicar aeromodelismo, o en cosas parecidas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pleno de sentido común. comparto absolutamente diagnóstico y conclusiones.Yo creo que deberíamos acabar con este tipo de planes que no son más que rayas en el mapa para contentar a la clientela y poca procupación por los servicios que se prestarán después. en el caso del ferrocarril habría que definir algunas condiciones para invertir en nuevas infraestructuras prohibiendo las que además de ser incapaces de recuperar ni enparte la inversión pueden incluso generar déficits de explotación año tras año, con liberalización o sin ella