INFORMACIÓN
Por
José Enrique Villarino
Economista
Se nos llena la boca de decir que vivimos en la era de la información; que la información es poder -yo no comparto esto, pero ahora no viene a cuenta explicarlo- ; toda empresa que se precie ha de tener potentes sistemas de información; sin información no hay conocimiento; la información es la base de las redes sociales; etc ...
La definición de la información que a mi se me ocurre es la de que la información es el conjunto de las huellas que dejan las cosas y dejamos los seres vivos, humanos o no, y no sólo al andar. Un anónimo castellano dice que "los acontecimientos, cuando no se escriben, no se cuentan, o no se recuerdan, es como si no hubiesen ocurrido". Sin información no habría memoria, porque nada habría que recordar y, al revés, sin memoria no habría información, nada se podría recordar. La información, es, por tanto, una cosa importante en nuestras vidas. Sin información -les explico a mis alumnos en las clases de series temporales- no es posible olfatear nada del futuro. Porque el futuro necesita del pasado para conformarse. Sin las huellas de los números no son posibles las predicciones porque desconocemos la inercia, la velocidad y la aceleración que traen los hechos y para poder ver un poquito hacia adelante, es necesario remontarnos y ver qué ha pasado en bastantes períodos atrás. El futuro es una ecuación -mejor, una función- del presente y del pasado y pocas cosas tienen una estructura más bella que aquel cúmulo de formas, tiempos, y modos verbales que estudiábamos en los inicios de nuestro espléndido bachillerato que me tocó vivir. Allí están todos: pasado, presente y futuro, en singular y plural. Lo mismo ocurría con los verbos latinos. La primera clase de econometría de las series de tiempo debería comenzar enseñando las conjugaciones verbales.
Tuve bastantes años por jefe a una persona que, cuando me preguntó en que se basaban unas previsiones que le acababa de presentar y había elaborado mediante el análisis ARIMA, puso cara de circunstancias y las despreció olímpicamente. No me preguntó por su grado de verosimilitud ni los niveles de confianza, ni por el error de la estimación, ni por la naturaleza más o menos sesgada o insesgada de los estimadores, ni por si podían usarse para predecir el corto o el largo plazo, etc. Callé, y pensé para mi que su método científico de predecir, para él el bueno, no podía ser otro que la célebre bola de cristal de las pitonisas. Porque si el pasado y el presente no sirven, ¿cuál pues? No hay otro.
Una cruel enfermedad merodea en torno a todos. Es el mal de Alzheimer, que va vaciando nuestras neuronas,impidiendo la sinapsis, es decir la capacidad de relacionarse unas con otras a velocidades increíbles. Vaciando nuestra capacidad de relación y, por tanto, de aprender, enseñar, sentir, alegrarnos, sufrir, amar, odiar, pensar, etc. Pero, lo más importante, perdemos la autoconsciencia, la capacidad de vernos como otro, y, paradójicamente, la mismidad de uno.
Todo se va haciendo más oscuro, como dicen los directores de fotografía, un fundido a negro. Sin información dejamos de ser personas. No sólo perdemos un derecho sino nuestra razón de ser.
4 comentarios:
Excelente artículo. El autor nos podría decir por qué considera que la información no es poder.
La información esencial se la apropian siempre unos pocos, nos dejan las migajas.
La información de lo público es de todos. Los ciudadanos tienen derecho a su acceso libre y gratuito.
Contesto a Anónimo de las 00:32:00
La respuesta es sencilla y contundente: la información NO DEBERÍA ser poder. En efecto, se ha convertido en un aliado muy estrecho del poder porque la información está secuestrada por el poder. Este hecho, por sí sólo, hace que ya no podamos hablar de democracia y libertad. La información libre nos hace más libres y sin libertad no hay información y sin información libre, accesible a todos, no hay libertad, con mayúsculas.
Cuando alguien, que los hay, presumen de que la información es poder, y ellos lo detentan, están presumiendo de dictadorzuelos,de liberticidas.
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