21 abril, 2010

EL GOBIERNO Y LA PARADOJA DE ABILENE



"La paradoja de Abilene se da cuando los límites de una situación particular presionan a un grupo de personas para actuar de una forma que es opuesta a sus deseos individuales. El fenómeno ocurre cuando un grupo continúa con actividades desacertadas que ningún miembro de tal grupo quiere porque ningún miembro está dispuesto a expresar objeciones. Fue observada por el experto en administración Jerry B. Harvey en su libro de 1988 The Abilene Paradox and other Meditations on Management. La denominación de la paradoja viene de una anécdota citada por éste para explicar el fenómeno:

Una calurosa tarde en Coleman, una familia compuesta por suegros y un matrimonio está jugando al dominó cómodamente a la sombra de un pórtico. Cuando el suegro propone hacer un viaje a Abilene, ciudad situada a 80 km., la mujer dice: "Suena como una gran idea" (pese a tener reservas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo). Su marido dice: "A mí me parece bien. Sólo espero que tu mamá tenga ganas de ir." La suegra después dice: "¡Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no voy a Abilene!"El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas. Uno de ellos, con mala intención, dice: "¿Fue un gran viaje, no?". La suegra responde que, de hecho, hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: "No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes". La mujer dice: "Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace". El suegro después refiere que lo había sugerido únicamente porque le pareció que los demás podrían estar aburridos. El grupo se queda perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie entre ellos quería hacer. Cada cual hubiera preferido estar sentado cómodamente, pero no lo admitieron entonces, cuando todavía tenían tiempo para disfrutar de la tarde."

Algo parcido a esto es lo que puede pasarle al Gobierno, a la vista de muchas de las decisiones tomadas, en un amplio abanico de materias, no sólo económicas. Prueba de ello es que algunos ministros, en privado, critican y dicen no compartir muchas de las decisiones tomadas. Algunos ex ministros lo han dicho, una vez que ya no estaban en el gabinete. Léase, por ejemplo, Solbes y Jordi Sevilla, entre otros. No hace mucho, el ex ministro de González, Carlos Solchaga, afirmaba que el presidente Zapatero es el auténtico protagonista de todas, o casi todas, las decisiones que toma el gobierno y que éste considera a sus ministros como meros "ayudantes". Otro tanto, también puede ocurrir en el seno del Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español, como puso de manifiesto uno de sus miembros díscolos, el catedrático y ex presidente de Madrid, Joaquín Leguina. ¿Por qué es esto así? Pues varias pueden ser las causas, pero sin duda la más evidente es la de no querer jugarse la poltrona o el puesto en el CF y verse desterrado a morder la tierra como uno más de los mortales. Porque casi siempre coincide que los más díscolos y heterodoxos suelen ser aquellos que tienen las judías aseguradas al margen de la política, por sus puestos en la universidad, la empresa privada, etc. Aún así, hay algunos que con la vida resuelta, no renuncian al "sí, wuana" por una especie de síndrome peloteo-masoquista que da disponer de un caudillo a quien seguir, aunque sea al río o a la cueva, como hacía el flautista de Hamelin con ratas y niños incautos.

De vez en cuando, no está mal "resetear" -palabro- nuestro cerebro y plantearnos qué lógica es la que asiste a nuestros actos, independientemente de lo que opinen los demás. Porque quizá a ellos también les ocurra lo mismo y bueno sería preguntarles, por lo bajini, de vez en cuando. No obstante, los hay irrecuperables, como el ex alcalde de una gran ciudad del sur madrileño, que sin nadie pedírselo, sostiene que lo lógico, después de toda una vida de trabajo, es tener cinco o siete pisos y otros negocios como ha acumulado en pocos años el presidente del Congreso sr Bono, sopena de ser un manirroto. Este "pavo" -que seguro es de los de la paradoja de Abilene por aferrarse al cargo- es JL Pérez Ráez, ex alcalde de Leganés, que, seguro, se harta de llamar fascistas a quienes no tengan claro el origen nítido y transparente de tanto patrimonio en tan poco tiempo. Nosotros, de la casta política, remedando lo que dice el conocido azulejo de las tascas: "HOY NO SE FÍA, MAÑANA SÍ". Pues eso, de uds HOY NO NOS FIAMOS, MAÑANA TAMPOCO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los del gobierno dan tan poco de si, que incluso entre ellos no se suelen poner de acuerdo sobre cosas aprobadas en el Consejo. Todos están a reir las paridas de Zapatero