23 abril, 2010

EL MINISTRO DE FOMENTO "REPARA EL HONOR" DE MIEMBROS DEL PSOE DÁNDOLES POLTRONAS EN EMPRESAS PÚBLICAS


MINISTRO BLANCO, REPARE EL HONOR CON PEGAMENTO, NO CON POLTRONAS


O sea, que a estas alturas, Ud que pasa por ser uno de los más espabilados ministros del gabinete, el más ejecutivo, desenvuelto y moderno, se descuelga con una de esas declaraciones propias del politburó soviético de los años 40-50 del siglo pasado. Podemos estar de acuerdo con ud en que "a las personas inocentes hay que repararles el honor cuando ha sido puesto en cuestión", pero el honor se repara de otras maneras y éste, además, no es el caso del sr Moreda ya que su inocencia no pudo probarse porque el sr González se encargó de cambiar la ley para impedirlo y evitar su enjuiciamiento. Además, ¿no le parecen 30 años un poco tarde para reparar honores? Pero, lo que ya es de traca es que para reparar honores perdidos, los compense ud con poltronas, a dedo, en empresas públicas de su departamento. Uds los políticos no tienen enmienda. En seguida, cuando se descuidan, les salen los ticcs de casta: se creen que los ministerios, las empresas, públicas y no públicas, las instituciones y el mundo mundial son SU cortijo, donde pueden actuar como señores de soga y cuchillo y con derecho de pernada. Pobres empresas públicas .... así les va. ¿Qué culpa tiene COMFERSA, filial de RENFE, de que ud quiera premiar adhesiones utilizando esta empresa?, ¿qué méritos tienen los señores Moreda y Romero para aterrizar en esta empresa en dos puestos de altísima y alta dirección? Mire, ministro, eso pasaba en la dictadura en la que, por cierto, su partido estaba de vacaciones y no decía y hacía, ni pío. En una democracia esto que ud justifica y de lo que se siente orgulloso, se llama arbitrismo, nepotismo, enchufe, prebendas y cara dura. Si ud o su partido quieren pagar fontaneria o servicios prestados a la causa, déles un puesto en su partido y no en la actividad pública porque entonces su sueldo se lo pagamos todos los contribuyentes. Ya está bien de jugar con la mal llamada pólvora del rey. Aunque, bien mirado, da lo mismo: a los partidos políticos los pagamos también todos; bien con las golosas subvenciones de los gobiernos, bien con los créditos que no pagan y que los bancos y cajas injustamente les condonan.


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