08 enero, 2009

Desarrollo estratégico (II)


Kenichi Ohmae, EXPOMANAGEMENT, y la estrategia en RENFE Operadora

(1ª parte del post: 24/04/2008)


Por

José Enrique Villarino Valdivielso

Economista



Oí hablar por vez primera de Kenichi Ohmae allá por los finales de los años 80 del pasado siglo. Por aquel entonces fue cuando tuve la oportunidad de leer su célebre libro “La mente del estratega” que resultó decisivo para reconvertir mi escepticismo para con esta disciplina hacia una cierta curiosidad que, poco a poco, se ha ido acrecentando y que ha marcado mis últimos años profesionales. En su ya dilatada vida profesional este estratega japonés, socio de McKinsey, ha publicado más de 150 obras entre las que destacan El mundo sin fronteras, El fin del Estado- Nación, El continente invisible. Cuatro estrategias esenciales de la nueva economía y El próximo escenario global. Leo en la prensa que este año ha sido fichado como conferenciante en la ya tradicional reunión anual en Madrid de EXPOMANAGEMENT 2009 para hablar sobre la nueva estrategia y el nuevo estratega. No hay estrategias sin estrategas. Elemental. Pero no tanto. Antes de formular estrategias se requiere un necesario entrenamiento mental para pensar en estrategia. Para ser un estratega. La estrategia, además de estudiarse es una forma de ver las cosas. Es estar y ser a un tiempo.

RENFE Operadora hace ya tiempo ha creado en su estructura una posición organizativa a nivel de Dirección General para el desarrollo estratégico. Recientemente la ha dotado de personas y, desconozco, si de contenidos. Siempre que en las esferas corporativas se crea un staff de estrategia se corre el mismo riesgo: desvincular la estrategia de los ámbitos operacionales y hacer de ella un mero adminículo artístico inoperante y desvinculado de la realidad de los mercados, la competencia y los empleados. Se hace un plan, llamado estratégico, anual y poco más. La estrategia no se impone de arriba abajo. Las estrategias se formulan de abajo arriba y deben ser, mayoritariamente, horizontales. Las células de la estrategia son los proyectos estratégicos, como ya hemos puesto de manifiesto hace tiempo en estas páginas y éstos deben impregnar toda la organización. RENFE Operadora lo entendió en la última organización de AV-LD y, poco más. Cada negocio requiere de su(s) estrategia(s) propias, además de la corporativa, y la única misión de ésta es dotar de los grados de información, comunicación y libertad necesarios a las estrategias de los negocios. Una tentación muy común y a la larga -y a la corta- muy perniciosa para todas las organizaciones es considerar que quien detenta la gestión estratégica controla el negocio y concentra el poder. Equivocada y limitada visión de la jugada de quien piense así. Esperemos que la nueva organización estratégica de RENFE Operadora no responda a este esquema y desarrolle algo más consistente y riguroso que los mal llamados planes estratégicos –puro papel- que ha producido hasta ahora. Un estratega es, ante todo, un servidor, nunca un concentrador de poder. La estrategia es diversidad, contraste, dialéctica y muchas cosas más, orientadas hacia una meta común. Ni siquiera los procesos son iguales para todo tipo de negocios. Cada cual debe tener los suyos. Aconsejamos a la operadora que la nueva función estratégica sea descentralizada y autónoma en cada negocio, coordinada por un reducido staff corporativo. Lo más pequeño posible. Los tiros no parecen ir, hasta ahora, en esta dirección. Lástima.


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