12 noviembre, 2007

Energía (II)


Energía descentralizada

Por
José Enrique Villarino
Economista


Todas las formas de explotación de la energía, a excepción de la energía solar, están basadas en modelos centralizados, económicamente organizados en monopolios o cuasi-monopolios. Las centrales nucleares, la energía hidroeléctrica, las plantas de generación a partir de hidrocarburos o gas, etc están, cada una de ellas, en unas mismas manos y obedecen a una lógica de generación+distribución. Se puede hablar por tanto del fenómeno del monopolio, o mejor dicho, de los monopolios energéticos. Es más, las energías renovables, eólica, geotérmica, biomasa, etc también alimentan las redes de distribución como complementos de las energías convencionales. En este modelo, por un lado está el productor-distribuidor, es decir, el monopolio, y por otro el consumidor, final o cuasi-final.

La energía solar está llamada a ser en un futuro no lejano la forma energética más eficiente y rentable. Ello sin discusión, compitiendo incluso con otras formas como la nuclear que requiere cuntiosísimas inversiones y genera elevadas deseconomías en el tratamiento y almacenamiento de residuos. Un aspecto poco destacado de la energía solar es el que se refiere a las enormes posibilidades que brinda a la hora de descentralizar la producción, permitiendo que la producción y el consumo se produzcan de forma simultánea. Tal es el caso de la energía termosolar en que los paneles de captación de calor solar están integrados en la vivienda o establecimiento y son autónomos de cualquier red de distribución siempre que generen la suficiente cantidad de energía para cubrir todas, o parte, de las necesidades demandadas. La energía fotovoltaica requiere ya de un centro productor y una pequeña o grande red, o de una conexión a las redes generales energéticas.

El hecho que la energía solar permita la autosuficiencia, aunque sólo sea en el ámbito de las economías domésticas, es toda una revolución de gran alcance social. Supone nada más y nada menos que democratizar una parte de los hoy grandes monopolios mundiales energéticos, grandes trust y carteles que dominan los mercados energéticos, que hacen y deshacen en los precios y, por ende, en las economías de los países grandes, medianos y pequeños, sometidos a crisis y ciclos económicos que los axfisian periódicamente. Bastaría solamente que este modelo energético pudiera extenderse a dos mercados de consumo como es el de las economías domésticas y el transporte para que casi el 62% del consumo y la demanda energética fuera libre, autónoma y de coste cero. Sí, lo que oye, de c-o-s-t-e c-e-r-o. Habría pocas revoluciones tan benefactoras socialmente, tan eficientes y tan ecológicas como ésta. No hay que decir que al tratarse de energía eléctrica solar la contaminación en dióxido de carbono sería insignificante salvo la requerida para la producción de los paneles solares.

Por último, se trata de una energía –ya lo hemos dicho- autónoma. Ello quiere decir, ni más ni menos, que sería una energía democratizadora. Con un coste accesible permite cubrir las principales necesidades energéticas vitales de forma individual, autónoma, sin derroche. Y ello quiere decir en lenguaje llano que este tipo de energía haría a las familias más libres, a las personas, en definitiva, más libres e iguales, con las mismas oportunidades de acceso a una fuente energética liberadora e igualitaria. Toda una revolución que ya en el saber popular quedó dicho en algo así como que .... el sol, a todos nos calienta por igual. Bueno, casi igual, dependiendo del paralelo*. ¿Lo permitirán los grandes trusts, a gran escala?

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(*) Incluso de las brumosas – al menos antaño- tierras galaicas donde he nacido y donde el sol no se prodiga muchos días al año tengo sabido que una empresa gallega que se dedica a estos menesteres tecnológicos es capaz de extraer energía de sus paneles, por los que circula creo entender un misterioso gas, aun cuando no exista insolación suficiente, en días niebludos, lluviosos e, incluso, -paradoja- de los días fríos. Más, imposible.

Mi descubrimiento y predisposición por la energía solar se lo debo al catedrático de Física de la Universidad de Alcalá de Henares Antonio Ruiz de Elvira, defensor de esta energía, gran conocedor de todo aquello de lo que habla y opina y que acumula gran sensatez en sus opiniones e ideas novedosas, desnudas de los prejuicios con que hoy día nos atronan los medios, oficiales o no, los grandes intereses creados y nuestro natural borreguismo. Ni que decir, que recomiendo vivamente la lectura de sus blogs y su página personal que os brindo.

Página personal de A. Ruiz de Elvira

weblogs Medio Ambiente y Ciencia

Cuestiones Vitales. El Economista.es


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