02 abril, 2022

Por qué decimos público, cuando queremos (debemos) decir colectivo: puntualizando algunos conceptos

                                                                                                                                                                          Con frecuencia solemos decir público, cuando queremos decir colectivo al referirnos al transporte, si bien la realidad es que no todo lo público es colectivo, ni todo lo colectivo es público. Desde el punto de vista de la titularidad del operador de transporte éste puede ser privado o público ya que en muy raras ocasiones se dan titularidades de capital mixto.


¿Qué es el transporte público? Pues aquel cuya titularidad o mayoría de la titularidad es detentada o bien financiada por un ente de naturaleza pública tales como pueden ser los ayuntamientos, diputaciones, cabildos, o el estado, de forma individual o consorciada.

¿Qué es el transporte privado? Aquel cuya titularidad es de naturaleza y financiación privada, aunque en ocasiones forme parte de fórmulas consorciadas con operadores de naturaleza pública.

¿Qué es el transporte colectivo? Aquel cuya capacidad es múltiple, es decir, para transportar un número de personas que viene determinado por la capacidad de los vehículos.

¿Qué es el transporte no colectivo? Pues el de naturaleza y funcionalidad individual.

Y caemos en la confusión porque la mayor parte de los titulares públicos operan transportes colectivos, aunque los privados pueden operar transportes colectivos o no colectivos. Otra cuestión que induce a la confusión es la de que en ocasiones se asocia el transporte público al que recibe subvenciones y cuesta menos a los usuarios, hecho que no es cierto ya que también el transporte privado puede estar subvencionado, caso de los consorcios de transporte.

Así pues, por ejemplo, Metro de Madrid es un modo de transporte público colectivo ya que el titular de la operación y los accionistas son organismos públicos. Renfe es otro operador público colectivo, dependiente del Ministerio de Transportes, de la administración del estado. En el caso, por ejemplo, de la empresa Tragsa de autobuses que presta servicios urbanos e interurbanos, en algunos del primer caso consorciados con autoridades del transporte, es una empresa de transporte privado colectivo. De la misma manera, el taxi es un transporte privado colectivo. Y finalmente, el vehículo familiar de Juan Pérez y su familia, así como la bicicleta, la motocicleta y el patinete de su hijo, serían cuatro modos de transporte privado individual.

Pero, sin duda alguna, el modo más privado e individual  de desplazarse son las piernas de uno mismo. Otro día hablaremos del transporte de viajeros no terrestre.

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Por supuesto, que no nos olvidamos de los modos de transporte relictos, pero algunos todavía sobrevivientes como pueden ser los carruajes de tracción animal que en este caso se trataría de un modo que puede ser individual privado ( la calesa de un señor sevillano) o bien colectivo privado (las calesas que realizan tours turísticos por la ciudad de Sevilla). Como tampoco se nos olvida tampoco el burro  del hortelano que como cualquier vehículo privado, sería absolutamente individual, incluso aunque el hortelano lleve en la grupa a su señora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien, una buena aclaración. Si la ciudad es pequeña, se puede transitar por ella en el coche de san Fernando, que es el más ecológico. Si ya no se puede transitar, a pie, en bici, en patinete... en transporte colectivo (público o privado) mejor que el individual. El transporte es para desplazarse, turismo, bus, tren, avión... Si se reduce la necesidad de desplazarse por imperativos, quedarían los viajes de ocio en un porcentaje mucho mayor que los viajes por razones de trabajo. El tráfico sería más fluido, habría menos contaminación... Y ahí está el teletrabajo, para los que puedan, que reducen la ocupación de las calles, de las carreteras... Y menos combustible que se vende, del que el gobierno no cobra impuestos. La pescadilla que se muerde la cola y los intereses creados. Con el tren, el gobierno, no ganará muchos impuestos porque prácticamente no lo promociona. El gobierno prefiere el transporte por carretera al precio del combustible.

Anónimo dijo...

No nos podemos independizar de la política por muy correcta que sea la propuesta económica presentada, porque se adoptará la decisión política que más satisfaga a sus señorías (se no se trata de una autocracia). Económicamente vamos de culo y cuesta arriba, es decir, políticamente esto es un desastre. Un desastre a consecuencia de las malas decisiones políticas tomadas por nuestros representantes, que no nos representan. 'La mejora del solárium de Sánchez en Las Marismillas entre las obras que han costado 335.000 €'. 'Primer consenso en las Cortes: los políticos se suben el sueldo un 4,2% hasta los 98.000€'. La economía de subvención es una ruina para todos los ciudadanos que soportan la carga, salvo para los que reciben el beneficio. Podemos pensar que al gobierno le interesan los chiringuitos subvencionados para colocar a familiares, amigos, compromisos políticos... ¿Qué ventajas tiene para el viajero el transporte público sobre el privado, si el precio del billete, a pagar en taquilla, es muy similar? La infraestructura del tren la pagamos entre todos y la de los camiones, autobuses, turismos... también la pagamos entre todos, pero ¿qué le reporta mayor beneficio al gobierno?. ¿Mayor nivel de calidad de viva para todos? ¿Un Estado de mejor confort?