09 noviembre, 2021

Los estragos económicos y ambientales de la variante de Pajares

"Un día histórico y emocionante", así ha calificado la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, el viaje de pruebas que realizó el otro día a la Variante del Puerto de Pajares.

 


Los estragos por ir de prisa


Lo de histórico, puede que así sea ya que nada más y nada menos va para veinte años desde que empezaron las obras que en no pocas ocasiones hubo que calificar de fallidas por la cantidad de incidencias que han acumulado.

Lo de emocionante, que se lo pregunten a los vecinos de un sinnúmero de poblaciones del entorno leonés que han visto afectados los acuíferos de los que se han abastecido toda la vida, muchos de cuyos vecinos han tenido que emigrar porque se quedaron sin algo, lo más, esencial para la vida. Donde ya había un trozo de España vacía, hay ahora un trozo de España vacía y con sequía.

La orden era "ir todo lo deprisa que se pudiera" para "resolver" las promesas incumplidas y ya sabemos que las prisas son malas consejeras y aquello tan taurino de "vísteme despacio que tengo prisa". ¿Pudieron ser errores o estimaciones inadecuadas en los estudios previos los culpables?, ¿o una mala ejecución?, ¿o imponderables los causantes de tantas desgracias? Técnicos y políticos, sobre todo estos últimos, son muy partidarios apuntarse a lo último.

Una sarta de promesas incumplidas

Comentó en su día el diario La Información  que por la variante de Pajares 'han pasado', por ahora, cuatro presidentes del Gobierno, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez, y seis ministros de Fomento -Francisco Álvarez Cascos, Magdalena Álvarez, José Blanco, Ana Pastor, Íñigo de la Serna y José Luís Ábalos (a los que hay que añadir la última, Raquel Sánchez- y cada nuevo gobierno, al llegar al poder hacía de su capa un sayo y modificaba el proyecto, incluso hasta dos veces.

La cosa ues, viene de lejos, en concreto de 2003 y todos, todos los ministros, tanto del Psoe como del PP tienen su parte de culpa en tanto desaguisado constructivo y económico. Todos han mentido y como aquí a ningún político se le piden cuentas de las tropelía que haya cometido bajo su mandato o responsabilidades políticas pues, no pasa nada.

Fue el 21 de febrero de 2003 cuando el Consejo de Ministros presidido por José María Aznar aprobaba el proyecto de la variante de Pajares con un presupuesto de 1.085 millones de euros y un plazo de ejecución de 5 años. Un año después, el 11 de febrero de 2004, cuando Álvarez Cascos coloca la primera dovela, el 'precio' de los trabajos previstos ya se ha disparado hasta los 1.990 millones de euros, pero el ministro deja claro que "en 2010" la infraestructura estaría en servicio y el tren tardaría 2 horas y 12 minutos en hacer el trayecto Oviedo- Madrid.

Tanto José Luis Rodríguez Zapatero al frente del ejecutivo como Magdalena Álvarez como ministra de Fomento rehicieron el proyecto al llegar al gobierno. Esta obra faraónica acabará costando, según la cifra facilitada por Adif 3.750 millones de euros, 2.665 millones de sobrecoste respecto al presupuesto inicial.

La recién nombrada Secretaria de Estado y anterior presidente ( no es correcto decir presidenta) de Adif, aseguró y requete-aseguró en su día, que la infraestructura estaría en servicio en 2020. Estamos en 2021 y todavía se ha inaugurado, casi de tapadillo, un viaje de pruebas. 

Bastante más que daños ambientales

Los daños ambientales, derivados de las prisas y las improvisaciones, no son solamente sobre la naturaleza sino también sobre las personas, ya que éstas se han visto desprovistas de sus abastecimientos naturales de agua de los que se venían abastecimiento durante cientos de años, han tenido que emigrar porque sus cauces se vieron modificados para evitar las inundaciones de los túnels, tanto el principal como de servicio.

¿Alguien se ha preocupado de echar la cuenta de cuántos son los costes externos derivados de la despoblación de las zonas nor-leonesas, ya de por sí harto despobladas, a añadir a los sobrecostes de construcción? Nos tememos que no. Los políticos solo están en apuntarse cuando oyen la palabra "inauguración", acompañados  de toda una corte de funcionarios.

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