20 julio, 2018

La cara dura y los "secretos comerciales" de RENFE

En esto de tapar y ocultar la mierda, RENFE se las pinta sóla. Casi siempre así ha sido, es y será norma de la casa. Todo lo ampara el secreto empresarial, en una empresa en que todos los contribuyentes somos accionistas, porque todos nosotros cubrimos sus gastos y sus déficits, al tiempo que pagamos el sueldo de sus empleados.


Eso sí, a esta empresa siempre se le ha llenado la boca y ha presumido de  TRANSPARENCIA  en todas sus actuaciones, hasta que se demuestra todo lo contrario. Publica sus cuentas tarde y solamente las imprescindibles que la legislación le exige, con la finalidad de que quien menos enseña, menos arriesga.

No hace mucho, el digital El Confidencial  se ha interesado por las averías y retrasos de las Cercanías madrileñas, al amparo de la Ley de Transparencia, recibiendo una contestación negativa de la empresa a tal petición.

El diario digital acudió al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, organismo que regula las diferencias que puedan suscitarse respecto de la aplicación de la ley citada. Y este Consejo de Transparencia le dio la razón a RENFE porque se trata de un "secreto comercial.






Más bien, se trata de una jeta comercial descomunal decir que facilitar para su conocimiento al público las incidencias y retrasos ya que estos datos, lo único que ponen de manifiesto y evidencian, es una desastrosa gestión, o un grave deterioro de los medios de mantenimiento y de los efectivos humanos necesarios para ello, o ambas cosas a la vez.

¿Qué secreto se esconde? La respuesta es muy clara: lo que se quiere esconder es lo anterior, se disfrace con lo  que se quiera disfrazar. Y cualquier empresa sea pública o privada y mucho más las públicas por lo que ya hemos comentado, que presten servicios públicos deben estar sometidas a controles y evaluaciones de los usuarios, al tiempo que los datos objetivos que pongan de manifiesto su buen o mal hacer.

Cara dura y jeta, la de estos dos organismos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso.

Y que todas las empresas privadas concesionarias de autobuses publiquen sus cuentas de resultados por línea.

¿No son una concesión del Estado?

Anónimo dijo...

Es lo que ocurre cuando se merma el capital humano de esta y cualquier empresa, que la operación y el mantenimiento necesarios, se resiente.

Anónimo dijo...

Las empresas electricas son una concesión del Estado (o del gobierno de turno, con cargos por puerta giratoria del cargo público a la eléctrica) y se llevan pingües beneficios y parece que nadie protesta para que bajen las tarifas que nos cobran. Las empresas que nos suministran el combustible de automóvil también son una concesión del gobierno en manos privadas. Según la conveniencia de algunos, se defiendo el intervencionismo del Estado, o se restringe su campo de intervención. No ha habido suficientes protesta por el rescate a las cajas de ahorro, de la que han chupado los cargos políticos de turno, además de la fiesta de las tarjetas opacas (hasta de los fondos de formación de los parados) de las preferentes, se la ha pagado el pueblo con la subida de impuestos, directos e indirectos. El Estado no debe ser nunca empresario, porque el mamoneo lo pagamos todos los que pagamos impuestos. El Estado que se 'reocupe en sanear la sanidad pública y no le de vidilla a las empresas privadas de sanidad, el estado que se preocupe de las pensiones de los que han cotizado, que se preocupe en desvelar la economía sumergida, que no favorezca con la amnistía fiscal a los que más defraudan a Hacienda, que no permita la corrupción ni en Andalucía, ni en Cataluña, ni siquiera en Teruel y hay un larga lista de corrupciones permitidas, incluidas las de la Casa Real.
Renfe, como empresa pública, no e quiere privatizar por la cantidad de enchufados a dedo por altos cargos públicos que meten a sus amigos, personas que vienen de otras empresas para premiarlas por algo, cuñados, sobrinos y demás parentela. No importan los viajeros, no importa el déficit, importan los enchufados que ganan sueldos de altos directivos y no están capacitados para gestionar su área de trabajo, porque no tienen formación para ello.
Éste es el paradigma de la empresa pública, con derroches por un lado y restricciones en los sueldos de los trabajadores de base, con los sueldos de los empleados de las contratas en vez de integrarlos en la propia plantilla de Renfe, con el consentimiento de los sindicatos que se les llena la boca al hablar de justicia e igualdad.

El que está en un cargo chupando bien, no quiere que nada cambie, para seguir viviendo de puta madre con un monton de privilegios sobre el resto de trabajadores de la misma empresa.

Que se pida transparencia es lo que procede, pero se van a enseñar las cuentas porque muchos cargos puestos a dedo nunca van a enseñar su verdadero curriculum, como como hacen algunos políticos, que los falsean amañándolos con el consentimiento de la empresa y de los sindicatos. A otros, en los concursos de promoción y ascenso, se les exige un nivel de formación y de experiencia demostrada. Si esto lo hace una empresa de autobuses que se juega el capital de los socios y no es subsidiario el Estado, allá los socios y el dueño.

Que cada lector saque sus propias conclusiones.

Anónimo dijo...

No entiendo nada.

Si publican que la puntualidad es del 96%, eso indica que los trenes retrasados son un 4%. Ojo que un 4% son unos 50 trenes al dia de media en Madrid, que no son pocos.