Europeísmo hispano ( 2 ): Del desconocimiento al desinterés

Intentaré en esta nota responder a tres interrogantes que considero básicos para tomar la temperatura al europeísmo que profesamos los españoles, que como ya he dicho en el artículo precedente no nos hace muy diferentes a lo que es de uso en el resto de la UE.
Los interrogantes son: Uno: ¿sabemos los españoles lo que realmente se "ventila" en las elecciones europeas? Dos: ¿dependen los temas del nivel de instrucción de los votantes? Tres: ¿Cómo ha evolucionado el voto europeo?



¿Sabemos los españoles lo que realmente se "ventila" en las elecciones europeas?
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Si nos atenemos a los datos, las elecciones europeas tienen poco de europeas. En todas las consultas electorales habidas, con datos desde 1994, muestran que el mayor peso de los temas que influyen en el voto están los temas políticos españoles. Por el contrario, los temas europeos, más que nada bien por desconocimiento, bien por desinterés, no superan el 20% del voto y en algún año solo llega al 10%.

En boca del politólogo Pablo Simón, director de Politikón "las elecciones europeas no son ajenas a este síndrome (1 ) y suele ser extraño que los ciudadanos votemos (solo) por cómo lo hacen los partidos en el Parlamento Europeo. En las encuestas postelectorales del CIS se pregunta justamente si los ciudadanos, a la hora de decidir su voto, se fijan más en los temas de España, los de la UE o ambos por igual

¿Dependen los temas del nivel de instrucción de los votantes?

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Se sigue preguntando Pablo Simón "si hay un efecto generacional? ¿Se preocupa más por votar según la UE las cohortes que han nacido en ella? Lo cierto es que no se aprecia en las elecciones de 2014 ninguno de los tramos de edad muestra diferencias estadísticamente significativas.

Sin embargo, esto es algo diferente cuando consideramos la posición social tomando como base el nivel educativo (que puede aproximar algo esta variable) y las diferencias que se aprecian son más interesantes".

Como se ve los asuntos europeos calan con más dificultad entre los sectores más modestos o de menor nivel en recursos educativos .

¿Cómo ha evolucionado el voto europeo?

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La participación del voto europeo en España, cae de forma muy acusada de casi 20 puntos porcentuale partir de 1999 cuando se produce un descenso y estabilización en torno al 45% en 2014, siendo éstas las de menor participación en toda la historia.

Es más, las de 2014, coincidiendo con la crisis económica, fueron las elecciones menos participadas de la historia (con el 45.81%), lo que no deja de ser llamativo dada su trascendencia a nivel nacional.

Hemos de esperar hasta 2019 para ver si esta tendencia ala baja continúa o se produce una recuperación, si bien pudiera producirse un repunte al coincidir con elecciones autonómicas y locales, ya que es sabido que al ir a votar en estos comicios españoles, no cuesta nada dejar al tiempo la papeleta de las europeas.

Estos tres aspectos que hemos mencionado nos muestran que en España y en otros países europeos, el europeísmo, manifestado en el acto que pasa por ser el sancta santorum de la democracia, no es para echar cohetes y que en estos comicios tienen mucho peso, a la hora de votar, aspectos de política nacional, en detrimento de lo que los partidos con representación parlamentaria europea hacen o dejan de hacer en el amplio hemiciclo de Estrasburgo.

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( 1 ) El síndrome al que se refiere Simón es que los ciudadanos no votamos en función del desempeño de los gobiernos – o de los programas que queremos que lleven adelante los partidos. Para eso es clave que asignemos correctamente responsabilidad de cada agente y escojamos la papeleta adecuada para cada nivel. Por ejemplo, que cuando uno vote al ayuntamiento se fije en el desempeño de su alcalde y los programas de los partidos a nivel local, no en cómo lo hace su partido en el nivel nacional o autonómico. Sin embargo, sabemos que este requisito es bastante exigente y muchas veces se vota pensando en varias cosas a la vez.