02 octubre, 2017

AENA: Cesado Vargas, comienza la guerra entre el Gobierno y TCI, el accionista privado de referencia


La profecía que hicimos el  pasado día 8, se cumplió. Ha sido cesado el señor Vargas como presidente de AENA por el ministro de Fomento, con la complicidad del también ministro señor Nadal, por las razones que entonces explicamos y dimos cuenta en el post citado.

El accionariado privado en las personas del fondo TCI le han advertido al ministro De la Serna de que no van a tragar por otro nombramiento de carácter político, lo que va a desencadenar una guerra de nombres y algo más que nombres.

José Manuel Vargas, ha venido quejándose en los últimos tiempos de tener manos y pies atados y de haber solicitado desde hace dos años su cese como presidente, cosa que no se cree el mismo, ni harto de vino.

Según recoge el digital Vozpópuli, "José Manuel Vargas dejará oficialmente la presidencia de AENA el próximo 15 de octubre. Detrás del motivo oficial, el cumplimiento de un ciclo, tantas veces esgrimido en la historia empresarial española, se encuentra la frustración de no haber podido estar al frente de una compañía en la que el Estado no tuviera la mayoría absoluta, es decir, con las manos más libres para actuar. Algo que, en el anuncio anticipado de su marcha, resumió con una frase lapidaria: "hay que sacar a las empresas de la política".

"En realidad, Vargas esperaba llevar a cabo una OPA sobre Abertis, operación que  hubiera llevado consigo un incremento de capital en AENA y la consiguiente dilución de la participación del Estado por debajo del 51% actual, algo que no contempla la actual Ley, a lo que se opusieron los ministros de Fomento y Energía y que le ha costado el puesto al primer presidente de la empresa pública aeronáutica."

Como decíamos al inicio, ahora se abre una guerra entre el 49% del capital privado, capitaneado por el fondo de inversión TCI y el 51% que detenta el Estado a través de Fomento, con la oposición de los privados para impedir que el gobierno les cuele otro presidente "político", condición de la que se había desvestido Vargas al semi-privatizarse la empresa, ya que se entendía mejor con sus socios privados que con sus patronos del gobierno, creyendo que con ello se blindaba para seguir al frente del chiringuito.

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