04 mayo, 2015

A la Fundación de los Ferrocarriles Españoles no le gustan las opiniones de FTF


Histórico Salón de Baile del Palacio de Fernán Núñez,
sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles
Foto: web de la FFE
La Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) es una institución perteneciente al sector público estatal, creada en el año 1983. Desarrolla múltiples actividades relacionadas con la historia, conservación del patrimonio y la cultura ferroviaria, la formación y la divulgación del ferrocarril.

Todo el mundo conoce y nuestros lectores los primeros que FTF es un medio que se distingue por intentar poner la verdad de los hechos por delante y ser crítico, cuando así procede, con las actuaciones de los organismos y los poderes públicos. Como ya hemos dicho en más de una ocasión, para dar alabanzas interesadas, asentimientos a proyectos demenciales y otros vasallajes, ya están otros. Nosotros, no.

Mientras otros callan y se arriman a las ascuas del poder para obtener puestos, cargos u otras prebendas, nosotros decimos las verdades del barquero, aunque sea remando contra corriente las más de las veces.

También lo hemos dicho, obramos así porque amamos el ferrocarril, decimos las cosas que no nos gustan y denunciamos el uso torticero que del ferrocarril, en este caso, hacen los políticos. Lo incomprensible es que quienes no son políticos sino profesionales del ferrocarril, se presten a reírles las gracias , cuando no a avalar con sus actuaciones, escritos o actitudes los despropósitos que muy a menudo cometen.

Parece que a algunos miembros de la Fundación no les gusta la línea editorial de FTF y practican con algún socio de este foro una vara de medir que no es la que aplican  al común de personas e instituciones que se se relacionan con esta institución. En Octubre de 2014 solicitamos la publicación de un artº en la sección Vía Libre Técnica y después de cruzar hasta cinco correos electrónicos sobre el tema, a los últimos, ni se han dignado contestar. Silencio absoluto hasta hoy.

Al margen de consideraciones que podamos tener sobre el papel, desfasado para los tiempos que corren, que representa la Fundación, bajo una visión patrimonialista al servicio de unos pocos, lo que no es de recibo es que nadie, y menos aquellos que disfrutan de una cómoda regalía profesional y laboral, se alcen en inquisidores de las ideas ajenas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que los de FTF sois unos críticos irreverentes. Creéis que se puede criticar a esos que han ganado su jubileo en tan venerada institución. Ahí no entra cualquiera, hay que hacer méritos. A Rajoy tampoco le gustará que le critiquen, pero eso va en el cargo. Estar trabajando en esta palacio sí es un privilegio y no lo de los maquinistas. pero claro, si criticáis al presidente de Renfe, al de Adif y al mismísimo ministro -ministra en este caso- qué tipo de amnistía o aforamiento creen que tienen estos privilegiados.

Anónimo dijo...

No tienen palabra ni credibilidad quienes incumplen sus propios objetivos. Me gustaría saber cuánto dinero de todos nosotros son capaces de gastar en esta fundación y si realmente es algo tangible para el ciudadano o incluso para el usuario/cliente habitual.

Anónimo dijo...

Mire Ud., paga el Estado. Hay determinados trabajos que no tienen una utilidad práctica para la sociedad, salvo para quien lo desarrolla. Ellos organizan cursillos, como los sindicatos y pensando mal, de los cursillos pueden darse una buena vida, como los de los sindicalistas. Y m´as.

Anónimo dijo...

A la FFE acaban yendo los directivos defenestrados y todos aquellos a los que les gusta bastante poco dar un palo al agua. Su trabajo es más indefinido, menos comprometido y no digamos arriesgado que otros desempeños ferroviarios.
Organizan cursos, cursillos, simposios, congresos, propios o ajenos, nadie les pide cuentas y van y vienen a múltiples destinos cuando y a donde les viene en gana.
No estaría mal una auditoría para evaluar sus resultados en relación con los recursos que se ponen a su servicio.
Todo esto no quiere decir que no haya tareas, actividades e investigaciones que merecen la pena, ni empleados que no trabajen. Pero son los y las menos.