El déficit y la deuda impiden la privatización de RENFE Operadora

Sólo con la apertura del mercado
RENFE no será más competitiva

Tantas prisas, tantas idas y venidas; que si para anteayer, que si 2014, que si 2013, que si privatización, que si liberalización. Al final, después de tanta cohetería, la ministra parió un ratón. Nada de privatización, de momento, nada de hacer caja, por tanto. Pasa con viajeros lo mismo que ha pasado con las mercancías, pura y deslavazada liberalización, donde algunas de las grandes constructoras de vías y otras tantas de trenes, empresas de distribución, concursarán para quedarse con los mejores servicios de alta velocidad, al tiempo que los grandes tiburones allende los Pirineos velan sus armas para colocarse también en la meta de salida. Nadie querrá, sin la subvención correspondiente quedarse con esos servicios altamente deficitarios de Cercanías y Media Distancia.

Con este panorama me extraña que la ministra diga que RENFE operadora seguirá siendo la gran empresa ferroviaria de referencia. Si parte del negocio que ahora RENFE desempeña al 100%, se va a compartir con otros operadores, ya no será lo que fue. Si ahora RENFE pierde 100,4 millones (2011), ¿qué pasará si va a dejar ingresos a otros operadores y al tiempo no puede desprenderse de los costes asociados a estos ingresos? Yo se lo digo, ministra, que en vez de perder 100 millones, perderá 150 o 200. Para que este ejercicio liberalizador no sea un ejercicio de suma cero (lo que uno gana, el otro lo pierde), no cabe otra que, a más operadores, haya más tarta a repartir. Y la mayor tarta a repartir sólo puede venir por dos vías: más viajeros, o más ingresos, o ambas cosas. La demanda de movilidad es la que es. No suele haber gran volatilidad en las series a corto plazo, porque nadie viaja por viajar si no es por negocio, trabajo, turismo familia, salud, etc. Por lo tanto la nueva demanda ha de provenir fundamentalmente del trasvase modal, al tiempo que vía precios, a la baja, si es que la pretendida competencia es capaz de que así sea.

¿Cómo va a competir RENFE operadora vía precios con el lastre que arrastra después de 71 años, con los sueldazos de los maquinistas, las amortizaciones de los trenes que le sobran y de los más que le sobrarán, los altos costes financieros consecuencia de su apalancamiento creciente?

Lo tiene crudo y entendemos que ha tenido que conformarse con esta liviana liberalización, porque ¿cómo va a privatizar un morlasco antes de adelgazarlo? Y meterle mano a la RENFE hasta ahora nadie ha tenido bemoles para hacerlo y todos han consentido unos sindicatos engreídos y crecidos a base de subvenciones encubiertas y liberados por doquier, a unos maquinistas asilvestrados y fuera de toda realidad, a unos dirigentes trabados de cargos políticos y a departamentos de personal títeres de los sindicatos. Ya puede, Ministra, remangarse porque poner en valor esa empresa no es cosa fácil.

Otra pregunta que ha de plantearse, Ministra, más pronto que tarde. ¿Qué es mejor?: ¿vender activos con el personal a los nuevos operadores y hacer algo de caja, al tiempo que adelgazar la empresa para orientarla a beneficios?,  ¿o no dar facilidades a éstos para que no se nos cuelen los grandes operadores europeos? Porque sería bueno y necesario que todos compitiesen en igualdad de condiciones. ¿O, no?

Como decía el chiste, el problema, o los problemas que tiene ahora por delante, es, son, esféricos. Se miren por donde se miren son una dura y complicada “faena”- Pero, un consejo, no se eche para atrás. No va a haber muchas más ocasiones. Ahora o nunca.