10 diciembre, 2011

Renfe pretende captar 320.000 viajeros para el AVE Orense – Santiago en un año

Foto Via Panoramio

Imposible
que los viajeros crezcan cuatro veces, y aún doblando los viajeros actuales, este tramo perderá bastante más de 
3 millones €-año

Mañana (hoy) el ministro en funciones y en defunciones gubernamentales, de FOMENTO inaugura, dicen, la Alta Velocidad gallega. No es cierto, lo que se inaugura es una caricatura de una línea AVE. Primero, porque las velocidades, ni casi llegan a velocidades altas -arrancan con 220 km/h punta-, y segundo porque se trata de trenes AVANT, los trenes AVEs regionales. Desde el punto de vista comercial, los despropósitos pensados para esta línea no pueden ser mayores.

Primero, la nueva línea es, como dicen en Cataluña, a más a más. Se mantienen los servicios convencionales y además se programan los nuevos, en los que la Operadora, ya se cura en salud y diferencia entre dos trayectos: por un lado Orense-Santiago y, por otro, Santiago-La Coruña. Realmente, centra sus expectativas en el tramo Orense-Santiago, para el que se añaden a los servicios convencionales 10 servicios AVANT nuevos (ida+vuelta), dos de ellos pasantes a La Coruña, y viceversa.

Las expectativas, aireadas a la prensa para este tramo son, sencillamente, de tomadura de pelo. Las suelta el sr Urquijo, y se queda tan campante. Este señor demuestra que nunca ha trabajado en un estudio de demanda y que de transporte sabe más bien poco. Dice que los 80.000 viajes/año de la línea convencional actual se van a convertir con la entrada de estos nuevos servicios en 320.000. Cuatro veces más.  ¿Cómo lo logra? Robándole un 30% de cuota al vehículo privado. Como dicen en la Rioja: "ni harto vino". En el caso Santiago-La Coruña, este señor prevé ganar 7 puntos porcentuales sobre la actual del 13%. Lo que no dice es cómo, si las tarifas y la oferta son prácticamente las mismas. Y el sr Urquijo sabrá cuánto pierde actualemente este tramo.

La realidad, cuando los inauguradores ya no estén en el gobierno, va a ser otra, menos manipulable y exitosa. Sr Urquijo, le vamos a echar las cuentas sólo del tramo Orense-Santiago, que es el que sufre las transformaciones más importantes: Poner en servcio las plazas-año previstas le va a costar 4,5 millones de euros; suponiendo que lograra captar los 320.000 viajes-año, ingresaría 2,5 millones, por lo que tendría un margen negativo de 2,0 millones de euros.

La hipótesis más plausible, es que no logre, ni en cinco años, esa demanda. Porque la movilidad es la que es y no surge por generación espontánea y el trasvase de la demanda de la carretera al tren es de lo más complicado del transporte. Concediéndole que llegase a  la mitad de sus previsiones, es decir, pasar a 160.000 viajes-año -también harto difícil- o lo que es lo mismo, un 15,7% de ocupación., las pérdidas serían, como mínimo, de 3,2 millones-año.

Ni se sabe ya las veces que hemos dicho que la AV regional es matar moscas a cañonazos y que este modo no debe estar sujeto a subvención. Pues bien, en el caso de Galicia, lo anterior se da con mayor contundencia. Un despropósito más, digamos, de media distancia, al que se va a unir, cuando sea, otro más, digamos, de larga distancia (AVE Madrid-Galicia), que, ambos, serán insostenibles. Y el gobierno y el ministro dando los últimos estertores políticos, y como Nerón, tocando la lira, mientras Roma, España y Europa arden.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando a los ciudadanos a los que otros ciudadanos han encomendado la gestión de las cosas públicas, se les suben los humos a la cabeza, se creen materia de los dioses. Y quieren pasar a la historia y hacen estas tonterias que va haciendo y diciendo Pepiño. Como dice el artículo, que diga también lo que nos cuesta que él pase a la historia y los despropósitos que ordena hacer.

Anónimo dijo...

¿Cómo se pueden poner trenes para que pierdan dinero, sin ser una necesidad pública ya que se trata de trenes AVE?

Otro dijo...

Porque lo unico que les importa a los politicos es imaugurar, decirnos que hacen muchas cosas, y nos ocultan lo que cuestan y luego lo pagamos todos.