08 septiembre, 2011

INFRAESTRUCTURAS Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Claro, esto en la LOGSE, no estaba mal visto. Por lo que ve, el discursito, o la comida, se las traía.


Un par de consejos para el nuevo ministro de Fomento

Sr Blanco, como a ud ya le quedan, no tres, sino dos telediarios, nos vamos a dirigir a su sustituto, el nuevo ministro de Fomento, que será, sino ocurre otra desgracia del calado de la del 11M en las Cercanías Madrileñas, del partido hoy opositor, para darle un par de consejos, que ud nunca acabó de asimilar. Perdone, ministro, una pregunta personal, ¿duerme ud poco? porque, de nuevo, fue cazado por las cámaras echándose una cabezadita en el marmóreo discurso de la comparecencia de los presidentes Rodriguez y Erdogan en Turquía. Porque, ya van dos. Quizá, la consecuencia de esas encorsetadas comidas protocolarias.

A lo nuestro. Es de esas cosas que alguien comienza diciendo y luego otros muchos repiten y repiten y se convierten en pseudo-verdades, verdades a medias, o en casos, afirmaciones que no son ciertas. Ello ocurre cuando nuestros políticos, incluso técnicos, docentes y profesionales avezados, pregonan cuando hablan de las inversiones en infraestructuras como requisito para el crecimiento económico. Pues miren, sr Blanco y nuevo ministro X, puede que sí, o puede que no, que diría Rajoy. Depende del volumen, grado de saturación y calidad del stock de infraestructuras ya existentes, o de los déficits de las mismas. En el caso de España, en los últimos treinta años se han hecho grandes progresos en la provisión de infraestructuras de todo tipo por parte del Estado.
Tanto en infraestructuras viarias rodadas (autopistas y autovías que renovaron aquellas REDIAs franquistas, aunque las locales sigan manga por hombro), como en las ferroviarias, olvidadas hasta la irrupción de los AVEs a todos los rincones patrios y cercanías, más allá de dónde cumplen un papel social, con un desplilfarro en nuevos trenes, como en aeropuertos, en que, prácticamente, contamos con uno en cada hogar. Hemos pasado, casi de la noche a la mañana, de parecernos todo esto muy bien -a casi todos, porque algunos hace años que lo venimos denunciando- a hablar de derroche y despilfarro en todo papel de envolver bocadillos que se precie y en todas esas tertulias radiofónicas y televisadas, plagadas de cerebros con neuronas en posición de descanso.

Como dicta el "sentidiño" -versión galaica del sentido común o del "seny" catalán- hacen falta las infraestructuras que hacen falta, ni más, ni menos, allí dónde hacen falta, de la magnitud que hace falta y mantenidas luego como haga falta. Porque las infraestructuras llevan los recursos de los centros de producción a los de consumo y otras cosas más, de igual forma que el sistema circulatorio provee de energía y alimento a las células animales y vegetales. Y el flujo debe ser el que deba ser. Ni más, ni menos y con los conductos bien mantenidos, sin ateromas. Como en el juego de las 7 1/2, Si nos pasamos, derrochamos y, si no llegamos, constreñimos el desarrollo.

Fuente: Matilde Mas, I Encuentro de Economía del Transporte, FEDEA Marzo 2011

Esto, que la realidad nos estaba mostrando a borbotones y que los políticos no querían ver, ha sido corroborado por rigurosos estudios académicos como el de Matilde Mas de la Universidad de Valencia y el IVIE, presentado en el I Encuentro de Economía del Transporte, organizado por FEDEA en Marzo de este año. En este estudio la autora muestra en un gráfico esclarecedor como la elasticidad del capital público productivo, una forma de medir el impacto de las infraestructuras, se mueve con el nivel de desarrollo de la economía en cada momento. La elasticidad, que en España era del 0,14-0,15 en los años 70, es del 0,02 en la actualidad. Hoy ya no son necesarias las infraestructuras y el tipo de infraestructuras de antaño. Lógico y de sentido común porque ya están hechas las que están hechas.

Finaliza la autora con las siguientes reflexiones:

"El consenso actual es que, desde la perspectiva agregada, la relación entre infraestructuras y crecimiento es bastante débil, y poco importante cuantitativamente, existiendo escepticismo sobre la utilización del gasto en infraestructuras como instrumento de política económica, a la vez que el impacto de los proyectos debe medirse de forma individual, proyecto a proyecto, y no de forma agregada. El análisis coste-beneficio de proyectos individuales es una metodología más adecuada para valorar el impacto desde la perspectiva de la rentabilidad económica y social."

Habrá que decirles a SEOPAN y otras asociaciones de construcción de obra civil, los Acciona, Entrecanales, OCHs, ACSs, etc que no están los tiempos para seguir con el ritmo inversor de los tres o cuatro últimos quinquenios, porque además no hace falta y que esos recursos aportarán más al crecimiento de la economía si se destinan a potenciar las infraestructuras de las personas, el conocimiento y la innovación, en definitiva. Ahora toca cambiar hormigón y cemento por neuronas y tecnología.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para cualquier infraestructura se exige un estudio previo de Impacto Ambiental, sin embargo no se exige ningún estudio de Evaluación Económica o de Coste Beneficio del proyecto. Así se tomaron decisiones en aeropuertos, alta velocidad, radiales, etc y así está la cosa. Todo ello cuesta dinero hacerlo y luego mantenerlo e, incluso, desmantelarlo.

FUNCIONARIA dijo...

Si se hubiese exigido para cada proyecto de nueva infraestructura un estudio de evaluación de los costes y beneficios sociales, como se hace con el estudio de impacto ambiental, quizá no hubiésemos llegado a la situación de despilfarro a que nos han llevado nuestros políticos y los muy preparados gestores públicos que hemos disfrutado en Fomento (Magdalena Alvarez, José Blanco, sin ir más lejos ...)