TRISTE IMAGEN DE LA DEMOCRACIA
El Congreso de los Diputados, ayer mañana, en sesión de control al Gobierno. Control a la Vicepresidenta y ministra de Economía. Como en el colegio de doña Paula: hoy no viene el profe, y la vice enferma, pues todos a hacer novillos. Es inaudito, demoledor, descorazonador y de una cara dura que clama al cielo este espectáculo, sea en las circunstancias que sean, pero máxime cuando la crisis económica nos está mordiendo y de la manera que nos está mordiendo. Ni cuatro diputados del gobierno, ni otros tantos de la oposición. ¡Dios santo, que espectáculo! No hay disculpa que valga, como la que suelen dar esos señores a quienes llamamos representantes del pueblo, que suele ser que están en otros sitios -despacho, spa interno, o haciendo la calle- trabajando?. Pues miren: uds tienen que trabajar al menos 8 horas diarias o las que sean necesarias, como todo trabajador de este pais. Y, cómo no, las horas que les toque, sentados en el hemiciclo. Luego, las otras cosas que tengan que hacer. Y si no les llega el día, pues quítenle horas al sueño. Al igual que la madre que cuida de su hijo, o la que tiene que dejar la comida del día siguiente lista, o el estudiante preparar sus exámenes. Les pagamos sueldos muy majos como para que nos representen y defiendan nuestros intereses -todo pura teoría y retórica- y les veamos como lo hacen. Es decir, chupando banco. Porque la democracia es fondo y son formas. Señor Presidente del Congreso de los Diputados, pase lista de la sesión de ayer y sancione a los ausentes. Claro, que lo que ganan en su bufete o tenderete, comparado con la pequeña sanción que les correspondería pagar por su ausencia, es cómo las siete tazas de chocolate que se zampa de merienda la sra marquesa y la ración de su loro. Yo me pregunto: realmente, ¿les importamos algo?, Y nos piden que creamos en esta -que dicen- democracia.
3 comentarios:
Bueno, también hay quien quiere que creamos en Dios y e su nombre se han cometido verdaderas atrocidades.
Siempre se puede pensar que hay gente a la que le interesa que esto siga así, porque a ellos les va bien y a los que les va mal no se unen ni para salir a la calle a decir ¡BASTA!
Y como creemos en los reyes magos, los políticos nos toman por tontos, porque todavía esperamos que un PSOE mire por los obreros, socialice servicios sociales, que las residencias para mayores valen una pasta, -varias veces lo que cobra de pensión un jubilado- mientras la Sanidad Pública de la Seguridad Social, es tan social que vienen los extranjeros a operarse aquí, que hasta el jerarca Rodríguez Ibarra ya lo ha tenido que decir. Y condonamos deuda a varios países y a la vez les apretamos más el cinturón a los españoles pobres. Y mientras sus señorías se suben el sueldo, o se mantienen como el de la Pajín, con cinco millones de parados.
Quién movilizó al pueblo a salir a la calle a vocear: España no merece un gobierno que mienta, nunca mais, pásalo. Y entonces la situación no era tan crítica.
Si eran obreros e ilusos, aquí tienen la respuesta a sus oraciones.
Lo que dice Perez Reverte:
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Efectivamente, es visceral.
Y un servidor lo ha intentado muchas veces, pero nunca supo escribir las cosas de una manera tan precisa con sus propios sentimientos. Yo también creo que debe haber buenos políticos, pero que al estar diluidos en esta marea de estulticia y arribismo, de ambición desmedida en ignorantes oportunistas… siento ganas de irme de aquí, como se exiliaron muchos otros con Franco.
España no merece un gobierno así. Pero mucha culpa la tenemos nosotros, que no sabemos o no queremos rebelarnos. Que a lo mejor una gran mayoría piensa y siente lo mismo, pero prefieren no arriesgar y no protestar, para que luego te tilden de facha, o pepero.
Y sólo estamos pidiendo que los representantes del Pueblo en las Cortes, sean honrados ciudadanos y no vamos a pedir ya, que sean los mejores en cada especialidad, buenos gestores, de reputada traza y con la intención de servir al Pueblo y no vivir a costa de él, que no dejan de ser los vicarios, los dignatarios, o los modelos donde los ciudadanos nos miramos. Y nos vemos muy distorsionados, como esperpentos.
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