17 julio, 2008

Las irresponsabilidades y la cara dura no se pagan

Los platos rotos de Martinsa-Fadesa


Sí, los platos rotos de Martinsa-Fadesa los pagamos todos. Los paga la economía española que pierde todo crédito –nunca mejor dicho- de los inversores y prestamistas extranjeros; los pagan sus empleados con el recorte de la plantilla; los pagan las empresas auxiliares y suministradoras que se quedan sin actividad y, en lo peor, sin cobrar lo ya vendido a la empresa; lo pagan –mucho menos- las entidades prestamistas de los créditos que ven peligrar su reembolso aunque ya se habrán espabilado de establecer los correspondientes seguros, reaseguros y provisiones en sus correspondientes cuentas de pérdidas y ganancias; los paga el estado que se queda sin cobrar impuestos y cuotas a la seguridad social, amén del coste del desempleo que ha de asumir. Tiene narices que los responsables de la empresa le echen la culpa a las condiciones adversas del mercado. ¿Y su irresponsabilidad de endeudarse más de lo que permitían todos los ratios de solvencia y riesgo? ¿Y la irresponsabilidad de quienes les dieron los créditos?. Ello es la causa de tamaño desastre y no otra. ¿No debería estar contemplada tamaña irresponsabilidad social y económica en el código penal? Pero todavía hay algo más grave: Martinsa-Fadesa tiene activos –no tantos como los más de 11.000 millones que dice tener- para cubrir al menos parte de la deuda de más de 6.000 millones que tiene y del fondo de maniobra necesario para mantener su actividad. Pero, ocurre, que todo el mundo se tiene que joder –hablando en plata- porque no los quiere malvender ahora. Tiene cojones –volviendo a hablar en plata- que para no perder unas suculentas plusvalías los platos rotos los tengamos que pagar los demás. Y la ley, ¿lo consiente?. Nos da que sí.


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