Paz Álvarez (29-04-2006)
Cinco Días
Starbucks, la cadena de cafés estadounidense, es, en opinión del psiquiatra Luis Rojas Marcos, un ejemplo de empresa optimista. 'Es una compañía de espíritu joven, dinámica y amable'. Y todo esto repercute al final en el éxito de la empresa. 'Da gusto entrar en un café porque siempre hay una sonrisa', afirmó el pasado jueves Rojas Marcos, durante la conferencia que ofreció a altos ejecutivos en Madrid, organizada por Esic, PricewaterhouseCoopers y Cinco Días.
Las empresas optimistas son aquellas que saben transmitir esperanza a los empleados, que les hacen participar en las estrategias de la compañía, que fomentan el espíritu de liderazgo, que atienden las necesidades de sus profesionales, por ejemplo, con la implementación de guarderías para los hijos de éstos. 'Se nota mucho las empresas que cuidan este tipo de cosas y, sobre todo, se nota en el temperamento de los directivos', afirmó Rojas Marcos, que recalcó que no hay sectores más optimistas que otros. 'Lo que diferencia a las empresas es la forma de trabajar. Hay funerarias y hospitales que son muy optimistas. No es la profesión, sino cómo lo llevamos a cabo en el día a día'.
Y recomendó a los ejecutivos no rechazar ningún tipo de iniciativa por absurda que pueda parecer. 'Hay que incentivar las propuestas de los empleados. No hay ideas malas'. Llegado a este punto, recordó su mala experiencia cuando era un estudiante. 'En el colegio, cuando hacía una pregunta me jugaba la autoestima de un mes. Aquí se tiende a mirar mal al que hace preguntas por absurdas que sean'.
Añadió que en Estados Unidos lo que se persigue es precisamente todo lo contrario: que los alumnos aporten ideas y que sea el profesor el que saque alguna conclusión positiva de esas aportaciones. 'Eso es causa de optimismo, que se haga una pregunta y que nadie piense que va a estar mal visto por ello'.
Los empresarios y directivos deben perseguir que sus empleados se sientan parte de la organización. Para ello, deberían hacer un esfuerzo, según el psiquiatra, en fortalecer la diversidad, las relaciones y la comunicación dentro de la empresa, de manera que se evite la indefensión de los profesionales que conforman la plantilla. 'También es bueno diversificar, porque si lo inviertes todo en una persona o actividad te puedes quedar sin nada. Hay que cuidar a los empleados'.
'La felicidad no existe, lo que habría que empezar a preguntar es cuál es nuestro nivel de satisfacción con la vida'
El optimismo repercute en la cuenta de resultados de las empresas. Lo explicó el psiquiatra Rojas Marcos durante su intervención ante los ejecutivos españoles, quien puso como ejemplo el experimento que realizó la aseguradora estadounidense Metropolitan Life, a petición de un investigador de la Universidad de Pennsylvania. 'Convenció a un vicepresidente de la aseguradora para que contratara a un comando especial, con el que pudieran analizar si el nivel de optimismo repercutía en la empresa'.
Los componentes de ese comando eran vendedores inexpertos, pero, eso sí, entusiastas. Al cabo de un tiempo se comprobó que la euforia había tenido su recompensa: el comando optimista había pasado el examen y había vendido un 20% más de pólizas que el resto de los vendedores de la compañía. ¿La razón?, preguntó Rojas Marcos. Muy sencilla: 'El optimista lo intenta más veces. Un vendedor normal realiza 12 llamadas telefónicas, el optimista insiste el doble de veces'. Eso es lo que se llama persistencia, tesón, confianza en uno mismo. 'Todos los problemas tienen una solución y hay que ver su lado positivo porque esto nos sirve también para superar adversidades', señaló el psiquiatra.
Sin querer realizar comparaciones, avanzó que en Estados Unidos está muy bien visto el optimismo. Es más, puntúa a la hora de realizar una contratación. 'En España no está mal visto, pero es distinto. No se valora tanto. Lo que hay que hacer es que si pensamos que algo malo va a ocurrir es adelantarnos y encontrar una solución'.
El pasado juega una baza importante dentro del optimismo de un empresario. Así lo cree el psiquiatra, quien aseguró a los ejecutivos españoles que 'hay personas que miren hacia atrás y vean que han cometido algún error y piensen que ellos hicieron lo que pudieron'. Agregó que esa actitud supone una visión comprensiva del error. 'Es una forma de perdonar. Todas las personas optimistas perdonan con más facilidad', explicó. Por contra, los ejecutivos pesimistas se concentran siempre en el desastre, se culpan a ellos mismos y a sus equipos de todo. 'En toda crisis hay una oportunidad y hay que saber sacar provecho. La botella de la vida hay que verla medio llena', afirmó.
El optimismo se ha convertido en una herramienta de gestión tan poderosa que el catedrático de Psicología de la Universidad de Pennsylvania, Martin Seligman, ha estudiado a fondo las emociones positivas, los rasgos positivos del carácter y las instituciones positivas. Después de analizar las causas que desembocan en una depresión, decidió analizar por qué las personas son felices.
En vez de hablar de felicidad, Seligman prefiere hacer hincapié en otro concepto, que él ha denominado 'la vida con sentido', que no es otra cosa que encontrar aquello en lo que realmente creemos y de poner todas nuestras fuerzas a su servicio. También Rojas Marcos es de los que cree que la felicidad no existe. 'Hay que llamarlo de otra forma. Podríamos empezar por preguntarnos cuál es nuestro nivel de satisfacción en general con la vida. Con esa pregunta el nivel de satisfacción es alto porque el ser humano se cree más satisfecho que los demás'.
El nivel de optimismo depende, según avanzó, de varios factores. En primer lugar, de los genes. 'Nos parecemos a la familia. La mente funciona igual que el cuerpo'. Para justificarlo explicó una investigación realizada en Estados Unidos entre 6.000 parejas de gemelos idénticos genéticamente, que al nacer fueron dados en adopción a familias diferentes. 'Comen y viven en ambientes distintos, pero los genes son idénticos, y se parecen más en la forma de ser entre ellos que a sus hermanos de adoptivos'. Según Rojas Marcos, el 30% de nuestra actitud ante la vida tiene que ver con nuestra herencia genética. Otro elemento determinante para forjar un carácter alegre es la personalidad, que se empieza a fraguar en la infancia, a base de seguridad, afecto y estímulo. 'No es fácil cambiar la personalidad, se puede mejorar algo y para eso se requiere tiempo'.El recetario del psiquiatra para llevar una vida más agradable.
Hay tres características que influyen, según Rojas Marcos, en el grado de optimismo de una persona: el impacto que tiene el suceso, duración que se le concede a lo ocurrido y la responsabilidad que le otorgamos a lo sucedido.
El primer ejercicio que hay que hacer es pensar en la forma que tenemos de pensamiento y de actuación. 'Hay que saber captar el pensamiento y después cuestionarlo'.
Otra forma de estimular el optimismo es aumentar, después de haber realizado el primer análisis, los momentos en los que nos sentimos bien. 'Tenemos que centrarnos en las pequeñas cosas que nos hacen disfrutar. Recomiendo anotar todo lo que hace que nos sintamos contentos'.
El siguiente ejercicio consiste en que, una vez enumerados todos esos momentos agradables, se empiecen a aplicar. 'Cuando nos sentimos bien, los pensamientos siempre son positivos'.
No decaer jamás. Es más fácil aumentar el optimismo que bajar el pesimismo. 'Para ello es bueno tratar de estar abierto a las valoraciones que nos hacen otras personas. Si nos lo proponemos, lograremos incrementar al menos en dos puntos nuestro nivel de optimismo'.
Minimizar el estrés. 'Un poco es estimulante, pero continuado, altera'
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