La trampa del límite al déficit
Como también opinan los del Blog Salmón, poner un límite al déficit de las cuentas públicas -centrales, autonómicas y locales- es un tanto tramposo e inútil. Por la sencilla razón de que el que el déficit de una administración no supere el listón que se imponga, sea el que sea, no implica que se gaste menos y mejor.
Supongamos, por ejemplo, que la autoridad económica y/o la constitución establecen un déficit máximo de un 2% sobre el PIB y, en efecto, una vez liquidadas las cuentas, éstas se cierran con unos gastos de 200 y unos ingresos de 180. El déficit es de 20, que en porcentaje sobre un PIB de 1000, da un déficit del 2%. Correcto. Pero ocurre que al mismo resultado podemos llegar con otras infinitas combinaciones similares a la anterior. Con 250 de gastos y 230 de ingresos, también tenemos el mismo descuadre absoluto y relativo sobre el PIB. Ojo, pero ésto es así siempre que los ingresos crezcan, o se desplacen, en la misma pendiente que los gastos. Sino es así, si son inferiores, el déficit crecerá. O sea que, este sistema que va a ser aprobado mantiene la puerta abierta a que los políticos si se pasan en los gastos, siempre les quedará la posibilidad de acudir a subirnos los impuestos y cumplir ellos, tan ricamente. Si pintan mal los gastos, rascan un poco más nuestros bolsillos, y ¡Viva la Constitución!!
Según sea la cuantía del numerador y el denominador, podemos tener déficits de la misma cuantía relativa, pero muy dispar cuantía absoluta. Y eso no garantiza, todo lo contrario, de que la deuda no crezca. De lo que se debe tratar, es de poner un límite a los gastos públicos en términos absolutos y no sólo ésto, sino que éstos, sean, además, de buena calidad. Gastos productivos, con un elevado efecto multiplicador y con proyección de futuro. Y que la deuda para financiarlos, no suba. De perogrullo.
PD/ ¿A cuento de qué viene que una norma que va a empezar a aplicarse en el año 2020 -nada menos que 9 años después de aprobada- se tramite por procedimiento de urgencia y sin refrendo popular? ¿Y cuándo el límite no se cumpla? ¿Quién exige responsabilidades a quién? En este país se hacen leyes y no se ponen penas, ni nadie paga por su incumplimiento. Para limitar el gasto ya existe normativa al respecto y no es necesaria la panoplia de la constitución que nos han impuesto los teutones. Nos siguen tomando por gilipollas, y nosotros se lo seguimos consintiendo.