06 mayo, 2022

Todas las mamandurrias del sistema son pocas: los sindicalistas Álvarez y Sordo piden más impuestos

                                                                                                                                                                       A finales de los años 60, cuando ya el régimen de Franco declinaba, el único sindicato de los luego autodenominados "de clase" era el ilegal Comisiones Obreras, adminículo del Partido Comunista de España en el mundo del trabajo y caballo de Troya del sindicato vertical. En él se infiltraron hasta dejarlo como un queso de gruyere, por lo que se movían con absoluta libertad y abundancia de financiación estatal.


De la La Unión General de Trabajadores, al igual que del Psoe, nada se sabía y nadie les esperaba. Desde el año 1939 una de tres, o se autodisolvieron antes de irse con la pasta a Alicante o Valencia a coger el barco, o cruzaron la frontera francesa, o se quedaron aquí vestidos de lagarterana, brazo en alto, recauchutados en la burocracia sindical franquista. Sólo hasta que se murió el general Franco no asomó la nariz, bien untados de dinero y facilidades todas por el nuevo régimen y la socialdemocracia alemana en el afán de debilitar al partido comunista, única oposición en la clandestinidad al régimen del general.

Lo primero que hicieron ucedeos y felipistas de la primera hora fue poner a su disposición lo que se vino en llamar el patrimonio sindical, conjunto de inmuebles y otros activos, cuya inmensa mayoría nunca fueron de la UGT, ni por supuesto de CCOO que por entonces no existía, sino de otras procedencias, cuando no expoliados y arrebatados a sus legítimos propietarios, entre ellos la Iglesia.

El valor actual de ese inmenso patrimonio inmobiliario es muy difícil de cuantificar, pero seguro que no baja de muchos miles de millones, que han pasado al balance de estos multimillonarios llamados sindicatos" de clase". De clase alta.

La Santa Transición no solo resucitó a UGT y sacó de la clandestinidad a CCOO sino que elevó al sindicalismo de clase como uno de los pilares del nuevo régimen por lo cual les proporcionó sustanciosas subvenciones anuales y de todo tipo para no solo subvenir a sus necesidades, sino también a los sueldos y salarios de sus cuadros, al igual que ocurre con las cúpulas empresariales. De lo que se trata es de "untar" a unos y otros para tenerlos bien engordados, marisqueados y domeñados.

En un principio. solo CCOO y UGT eran los destinatarios de las subvenciones que por un fallo del Tribunal Constitucional se ampliaron en 1985 al resto de organizaciones, si bien CCOO y UGT se llevarían el 75% del total de las subvenciones en función de la representatividad en las elecciones en las empresas y el 50% de las otorgadas por su participación en órganos consultivos del ministerio de Trabajo. 

A las subvenciones directas habría que añadir las correspondientes a su participación en los muchos órganos consultivos, por ejemplo en organizaciones sociales, patronales y de autónomos como el CES, la Fundación Estatal para la Formación y el Empleo en la que participan UGT, CCOO, CIG (Confederación Intersindical Galega), CEOE, Cepyme, comunidades autónomas y Trabajo. A estas subvenciones estatales habría que sumar otras muchas otorgadas por las CCAA y Ministerios así como otros organismos. Pero, esto no es todo. Durante este tiempo unos y otros  -sindicatos y patronales-  nos han estado estafando al alimón a todos los contribuyentes con el desvío de los fondos destinados a los cursos de formación. 

Dada la opacidad y la dispersión de subvenciones se hace muy difícil por no decir imposible trabajar con cifras reales en todas y cada una de las partidas. A esta cuenta habría que añadirle el coste social de los miles de liberados sindicales y los burócratas de las patronales que no producen y se llevan a casa el sueldo limpio. Las cuotas de afiliación  -no más allá de entre un 7-10%-  son el chocolate del loro comparadas con todo tipo de subvenciones y mamandurrias públicas. Lo último, la subvención de 100 millones para el mantenimiento del patrimonio que en su día les regalaron, con la que a los ciudadanos nos está cayendo.

Vamos con las patronales.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) agrupa a todas las patronales españolas. Si opacos y  dispersos son los ingresos sindicales, muchos más lo son las cuentas de esta macro organización que más se parece a un negocio que a una patronal que tiene como misión principal defender los intereses de empresarios y autónomos.

Se trata de una organización mastodóntica en la que nada menos que 198 personas son vocales de la junta directiva, de los que 28 de ellos pertenecen también al comité ejecutivo y 11 personas componen la alta dirección. Emplea a 3.500 personas y cuenta con casi 500 sedes. Su presupuesto supera con creces los 600 M € /año del que casi el 50% procedía de subvenciones públicas, tanto del Estado como de las comunidades autónomas, exclusivamente por el concepto de cursos de formación. Al menos un 40% de los ingresos de la estructura central de la CEOE procede también de subvenciones públicas provenientes de organismos tales como el Servicio Público de Empleo Estatal, el Consejo Económico y Social o la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Agencia Española de Normalización y Certificación o Protección de Datos, etc. Si poco se sabe de sus ingresos, casi o nada de sus gastos, desconociéndose las cuentas auditadas incluso por buena parte de su cúpula.

Por último, los partidos políticos por eso de que se trata de una partitocracia y no de una democracia también corre a nuestro cargo, en vez de sus afiliados o simpatizantes. Los partidos políticos reciben subvenciones para casi todo. Para sus gastos ordinarios, para los gastos electorales, para los gastos de seguridad, para los grupos parlamentarios de fondos provenientes de las Cortes Generales, de diputaciones y ayuntamientos. Sólo una  mínima parte proceden de sus exiguas militancias cotizantes y donaciones.

¿Son transparentes las actividades económico-financieras de los partidos políticos? En absoluto. ¿La normativa garantiza la igualdad entre partidos para la financiación de campañas electorales? Rotundamente, no. ¿Los mecanismos de control de la financiación de partidos políticos son realmente eficaces? Tardíos, casi inexistentes (solo en TCU) e ineficaces.

En definitiva, puede decirse que la financiación pública incrementa unos ingresos que mayoritariamente cubren gastos innecesarios y que son ellos mismos, los partidos, los que se aprueban a sí mismos en el parlamento las cantidades que van a percibir de los fondos públicos y donde se ven discriminados a efectos de financiación electoral los pequeños partidos que no logren escaño en alguna cámara de representación estatal, regional o local.

El Tribunal de Cuentas se limita a contabilizar lo que los partidos ingresan y gastan en época de campaña. No se incluyen los gastos de desplazamiento lo que hace que existan gastos ocultos hace que sea difícil contabilizar el gasto real de las campañas. Los expertos consideran que en las últimas elecciones generales solo los partidos mayoritarios han recibido más de 150 millones de euros.

Pues bien, una estimación conservadora, actualizada a hoy, del conjunto de subvenciones al tándem UGT-CCOO, Patronal y partidos políticos en los últimos 45 años  no bajaría mucho de los 20-25.000 M€.

Pues, con todos estos antecedentes, el Secretario General de la UGT, un tal Álvarez, que en su vida ha dado un palo al agua, jefe de un sindicato mafioso, que se queda con parte de las prejubilaciones y se gasta los subsidios destinados a los parados en mariscadas  y otras regalías sale y dice que "en España se pagan pocos impuestos". Su colega Sordo se apunta a la propuesta de Diaz a que los sindicatos se sienten por norma en todos los consejos de las empresas. Mientras, la economía que está como está, con más del 20% de los ciudadanos en la pobreza, ellos están callados. Lo de más impuestos será quizá para compensar que el marisco ha subido de precio y para actualizarse el sueldo un poquito más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

He aprendido muchas cosas que no sabía sobre esos sindicatos. He pecado de ignorante en este tema, suponiendo cosas, cándidamente. Ahora ya sé que los sindicatos están muy bien pagados con los impuestos que pagamos y de cómo se logra la paz social. Subvenciones: la mayor injusticia contra la equidad social, la compra de voluntades, pero nadie puede dudar de su eficacia, creando el miedo de que si llegan a gobernar otros, dejarán de ser tan privilegiados, sin tener que depender de los afiliados que paguen la cuota, como hasta ahora con este gobierno que compra a los sindicatos y dicta la verdad oficial que se debe saber. (Tres años de cárcel para el ex secretario general de la minería de UGT de Asturias por quedarse con dinero del sindicato) ¿Economía sumergida? ¿Parados? Los parias, cada día más parias. Y sin rebelarse.

Anónimo dijo...

CCOO y UGT piden más impuestos, banca pública y nacionalizar eléctricas. Los sindicatos piden una subida aún mayor de las cotizaciones para pagar las pensiones. Los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, han pedido la unión de las izquierdas y han reclamado a la patronal que deje de jugar a ser un lobby político. Son eternas las mismas reivindicaciones de los sindicatos. La afiliación sindical cae a mínimos, pese al auge de la precariedad laboral y esta tendencia se observa en casi todos los países desarrollados. CC.OO. y UGT cobraron de golpe un 56% más de subvenciones para «actividades sindicales». Recibieron casi 10 millones de euros sólo por esta vía, cuando en todos los ejercicios anteriores no llegaban a 6,4 El Gobierno de PSOE y UP duplica el presupuesto total para sindicatos en apenas dos años: de 8,8 a 17 millones. El poder sindical se ahoga en un aluvión de malestar social. El declive se produce después de que Sánchez duplicara en dos años las ayudas que reciben y las dejara en 17 millones (Actualizado:27/03/2022 00:44h) ¿Cuántos liberados sindicales hay en España y cuánto nos cuestan a los españoles contribuyentes?

Anónimo dijo...

Hay sindicatos que hacen suficiente ruido, sin ser CC.OO. ni UGT, que por estar en empresas estratégicas, ganan en los pulsos que le echan al gobierno y de sindicalistas reivindicativos, algunos pasan a se ser cargos integrados en la estructura de la empresa que los sostiene. Y también entran luego en esa misma empresa, familiares de esos sindicalista -ya cargos en la empresa-. Algo así me parece paradójico, incongruente, engañoso y penoso, cuando estas empresas son públicas, mantenidas principalmente por los presupuestos generales del Estado, así como estos sindicatos mantenidos también por la empresa y todos nosotros, Y ahí se mantienen, gobierno tras gobierno, con un gran peso específico. Que no, que España así nunca puede ir bien, que los jóvenes bien preparados se van de España en busca de mejores oportunidades, que sea o no por la globalización, en España no se está creando tejido industrial, empresarial y se tiene que recurrir, desde el gobierno, a 'palabros' para disminuir en las estadísticas el número total de parados.