11 junio, 2020

Así era la movilidad en Galicia antes de Covid-19


La pandemia ha trastocado la movilidad de los ciudadanos en todas partes y en todos los modos de transporte. No se para cuándo recuperaremos los movimientos que siempre solíamos hacer y no la que el gobierno denomina la "nueva normalidad" que no es otra cosa que un eslogan, una consigna. Por tanto, no está de más, dejar testimonio de cómo, cuáles y cuántos eran nuestros movimientos.

La movilidad de los gallegos viene marcada por la configuración y la calidad de las infraestructuras viarias y ferroviarias gallegas, en la que esta última lleva decenios de postergación, en contraposición con otras, por ejemplo la aérea, de la que la región está sobredotada.

Los datos de partida

El Ministerio de Fomento se adelantó el pasado año al Instituto Nacional de Estadística en el afán por conocer la movilidad de los españoles, mediante el Estudio de la Movilidad Interprovincial de Viajeros aplicando la Tecnología Big Data, en sustitución de la metodología clásica empleada hasta la fecha consistente en la realización de encuestas domiciliarias y telefónicas, para definir la movilidad interprovincial de viajeros en cada uno de los cuatro modos de transporte (carretera, ferrocarril, marítimo y aéreo).

Su objetivo principal era cuantificar los viajes y etapas interprovinciales con una distancia de recorrido mínimo de 50 km, salvo en Madrid, Barcelona, Vizcaya y Alicante, donde se consideró una distancia de 10km dado que eran las provincias que mostraban un mayor número de viajes en ese intervalo de distancias.

La fuente principal de datos han sido los proporcionados por el posicionamiento de terminales móviles de telefonía a través de sus antenas, siendo una condición indispensable la utilización de datos anonimizados y el cumplimiento de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Las observaciones se realizaron durante los meses de julio/agosto y octubre de 2017 y se obtuvieron resultados de los flujos interprovinciales de los días medios de la semana y de días singulares, como festivos y puntas vacacionales.

Un eje atlántico   -rodado y ferroviario-  marca el grueso de la movilidad gallega


El total de viajes/día origen-destino interprovinciales (el estudio de Fomento no ha contemplado los viajes intraprovinciales)  corresponden a un día de movilidad media de octubre de 2017, ascendían a 112.333 viajes, siendo 11.070 los viajes  O-D con Madrid y 44.491 con el resto de España.

La Galicia atlántica concentra la mayor parte de la movilidad gallega. Sin duda, los ejes rodado y el ferroviario que unen las cuatro principales capitales gallegas: La Coruña-Santiago-Pontevedra-Vigo marcan y definen la mayor parte de esta movilidad, al tiempo que concentran la mayor parte de la actividad económica regional. La Coruña y Pontevedra, las dos provincias atlánticas atraían y generaban el 68,8% de los viajes en Galicia y los viajes entre ambas suponían el 37,5% del total de los 112.333 viajes regionales citados .

Las provincias atlánticas, La Coruña y Pontevedra, destacan como las primeras del ranking regional, con algo más de 42.000 viajes diarios, con un cierta mayoría de viajes desde Pontevedra y destino La coruña. Ambas provincias gozan de una infraestructura viaria y ferroviaria lineal que, además de otras, discurre de norte a sur y sur a norte a lo largo de todo el arco atlántico, lo que supone ser el principal eje vertebrador  de la movilidad gallega.

A distancia de este eje atlántico, con algo más de la mitad de viajes  -en torno a 25.000 v/día- se sitúan las provincias interiores de Lugo y Orense que gravitan con una cierta mayoría de viajes hacia La Coruña y Pontevedra, respectivamente. A mucha más distancia, se sitúa la relación Pontevedra-Lugo con un total de casi 6.000 v/día en la que por una ligera mayoría, la provincia de Pontevedra es tributaria de la de Lugo.

Por lo que se refiere a la relación de las provincias no atlánticas de Lugo y Orense registran la menor movilidad interregional con algo menos de 4.400 v/día y un ligera ventaja de Lugo como provincia atractora de viajes procedentes de Orense.

La vecindad destaca en la movilidad hacia y desde el exterior

Solamente el 20% de la movilidad global es con el exterior, circunscribiéndose de forma casi exclusiva a las regiones y provincias limítrofes, además de con Madrid y Barcelona..

Las tres provincias limítrofes (Asturias, León y Zamora) concentraban el mayor número de desplazamientos (62,5%). Madrid (el segundo destino después de León) y Barcelona (31,7%) y el resto nacional (5,8%).

El orden, de mayor a menor número de viajes-día  con orígen en Galicia eran: a León (5.926), a Madrid (5.733), a Asturias (5.484), a Zamora (2.767), a Barcelona (1.454) y 1.313 al resto de las provincias españolas.

Por el contrario, los viajes con destino Galicia, procedentes del exterior fueron: desde Asturias (5.717), Madrid (5.535), León (4.795), Zamora (3.387), Barcelona (1.516) y 1.210 del resto de España.

La adversa configuración ferroviaria y la dejadez inversora han llevado a mínimos la cuota modal del tren

El trazado del ferrocarril gallego replica en su casi totalidad las principales vías rodadas. Esto ocurre en el principal corredor de la movilidad gallega, en el eje atlántico, con la AP-9 y la AG-41, con la AP-53 en el trayecto Orense-Santiago, con la N-120 del Barco de Valdeorras a Monforte y parcialmente desde Lugo a La Coruña con la A-6.

Pero, han sido dos factores, la adversa configuración ferroviaria, consecuencia de una topografía adversa y la dejadez inversora y mantenedora los que han postergado al ferrocarril en esta región. Una y otra han limitado, cuando no impedido, poder desarrollar velocidades competitivas y por tanto tiempos de viaje competitivos con la carretera, su principal competidor modal. Las inversiones llevadas a cabo en la red rodada no han tenido su correlato en el ferrocarril, salvo ya tardíamente en el eje del atlántico y la limitada AV en Orense-Santiago. Aún hoy día, la totalidad de la red, incluido el único tramo de AV se desarrolla en ancho ibérico, a diferencia del resto de España y solo parcialmente está electrificada la red.

Como consecuencia en buena medida de lo anterior, el tren sólo pesaba en Galicia el 4,5% del total de viajes de todos los modos, que van desde un máximo 6,8%  correspondiente a la provincia de La Coruña hasta un testimonial 0,7% de Lugo.

Espero, que al menos estos datos que reflejan cómo nos movíamos antes de la pandemia puedan recuperarse y mejorarse en un futuro que deseo sea próximo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta pandemia afecta a nuestra salud y por ende a nuestras costumbres, a nuestro modo de desenvolvernos diariamente. La gente cambia su forma de moverse, su forma de comprar, su forma de reunirse, su forma de tomar un trago con la familia y amigos. La mayoría de los que han podido (y pueden) teletrabajar, prefieren ahora no ir a la oficina: ahorran tiempo, dinero, los empresarios ganan por disminución de gastos en el edificio, se mejora la contaminación, el tránsito en las calles y en las carreteras; pierden los vendedores de coches, los del servicio de taxi (sean de los unos o de los otros como Cabyfi, Uber, VTC...) los de los autobuses, los recaudadores de impuestos por gasolina/gasoil, por circulación, pierden los del peaje, pierden los de las reparaciones en las obras públicas, pierden los de las inspecciones de ITV... Si no hay que trasladarse tanto sobran medios de locomoción (por tierra mr y are) y si las vacaciones en agosto están impuestas por decreto ley, el caos en este mes va a ser acongo...jonante, (aunque mucha gente por su situación económica no pueda salir de vacaciones), mientras el resto del año no habrá prácticamente movimiento (a pesar de las escapadas de fin de semana y de la afluencia de turistas extranjeros) Muchos de los que trabajan donde los demás se divierten, tendrán que buscar otra ocupación. Más paro y el salario mínimo vital para todos. Y pronto las cartillas de racionamiento.

Anónimo dijo...

Los gallegos serán los primeros españoles en salir de la desescalada y en alcanzar la 'nueva normalidad'. El próximo lunes dejará de estar en estado de alarma.

Hasta 10.900 viajeros procedentes de Alemania aterrizarán en alguna de las cuatro islas, principalmente Mallorca, a partir del 15 de junio, cuando se espera el primer vuelo. El segundo vuelo ya concertado llegará el 17 de junio. El resto del país tendrá que esperar al 1 de julio para reanudar la actividad turística internacional.

La presidenta del Govern de las Illes, Francina Armengol, ha destacado la necesidad que tiene la economía balear de iniciar la campaña de verano (el 40% de su PIB depende del turismo).

Los turistas que lleguen a las islas a partir de la semana que viene no tendrán que someterse a una prueba de coronavirus antes de salir de Alemania. Sí tendrán que rellenar un cuestionario sanitario durante el trayecto en avión y se les tomará la temperatura una vez aterricen. El Gobierno balear dispondrá de los números móviles de todos los turistas y les hará un seguimiento telefónico. A su vez, los viajeros recibirán un mensaje con información sobre las normas de seguridad que deberán seguir durante su estancia.

Anónimo dijo...

En la parte de mundo que nos ha tocado vivir impera la ley de la oferta y la demanda (con intervencionismo, con paternalismo estatal -o maternalismo, por aquello del feminismo-) Este gobierno interviene demasiado el mercado: las subvenciones son muy buenas para quien las recibe, pero muy mala para la competencia que no las recibe. El transporte es un sector que recibe mucho dinero público para que funcione. Hay empresas del transporte que dependen del estado y otras dependen del ayuntamiento y otras privadas reciben subvenciones públicas para competir con las estatales y municipales. Se da una competencia muy desleal. Qué es mejor ¿darle la concesión de la explotación de los servicios de los transportes públicos a una empresa privada, o hacer que esa empresa corra a cargo de los presupuestos del ayuntamiento o del estado? El transporte se ha convertido en un gran negocio que ocasiona muchos perjuicios por los que también hay que pagar para combatirlos. La movilidad es un negocio que no da más calidad de vida a los ciudadanos. La pandemia debería haber hecho tomar conciencia. La pandemia va a conseguir cerrar oficinas de banco y despedir a empleados porque la gente maneja la banca electrónica. Y se van a cerrar ciertos comercios porque la gente compra más por Internet. ¿Tiene el Estado, el ayuntamiento, que subvencionar a estos bancos y a estos comercios para que no cierren?
En el sector de la energía todas las empresas son privadas y consiguen altos beneficios a costa del alto precio que le cobran a los usuarios y el estado no subvenciona y da altos cargos en las empresas a los que han sido altos cargos políticos.