08 mayo, 2020

El virus que trastocó el transporte

Perdón por la imprecisión, lo correcto hubiese sido decir: el virus que lo trastocó todo. Porque este virus ya se ha cobrado en España más de 40.000 vidas, ha arruinado los negocios de muchos autónomos y empresas, ha enviado al paro a cientos de miles de trabajadores y los que seguirán, nos ha arrinconado en los domicilios o las residencias, ha trastocado nuestros hábitos y costumbres cotidianas y arruinará toda nuestra economía por muchos años.



Pero, además de segar vidas, este virus es también un torpedo letal en toda la línea de flotación de la movilidad de las personas, si bien en menor medida de las mercancías, que ha destrozado el transporte de viajeros en todas y cada una de las modalidades: cercanías, larga y media distancia, taxi, aéreo, marítimo. A mostrar solo algunos de los efectos de esta pandemia sobre el transporte de las personas, dedicamos las líneas siguientes.

De cuando perseguíamos la calidad en el ferrocarril en general y de cercanías, en particular

Cuando trabajaba en Cercanías, empezamos a usar los conteos de viajeros subidos y bajados en cada una de las estaciones del recorrido de las diferentes líneas, que nos proporcionaban los sensores de contacto de huellas, instalados en las escalerillas de acceso y bajada en las puertas de los coches.

Enfrascados como estábamos en conseguir un transporte masivo de calidad, recibíamos diariamente todos los datos de ocupación o carga de viajeros de los trenes donde estaban instaladas las alfombrillas de conteo  -que eran muchos en las líneas de mayor tráfico-,  con segmentación por: tipos de día (laborables, de fin de semana, festivos, etc); por tramos horarios (horas punta, horas valle) a lo largo del día, desde la apertura al cierre del servicio; nº de viajeros por tramos entre estaciones; al tiempo que el nº de viajeros subidos y bajados en cada estación que nos permitía comparar estos datos con los aforos que se realizaban una vez al año en un día representativo de tráfico medio con aforadores de empresas especializadas.

Como era muy costoso equipar de sensores a todas las líneas, e incluso a todas las de mayor tráfico, los trenes equipados de sensores iban rotando por aquellas líneas en que la compatibilidad de los vehículos con las características de las infraestructuras lo permitía. Adicionalmente, el uso de este sistema automático de conteo nos permitió sustituir los aforos manuales en algunas líneas de menor tráfico y menor conectividad, con el consiguiente ahorro de recursos.

Por aquel entonces, segunda mitad de los noventa y primera de los dos mil, trabajábamos con estándares de densidades medias de viajeros de hasta 2 viaj/m2, de 2 a 4 viaj/m2 y más de 4 viaj/m2. Hablamos de densidades medias porque el sistema nos proporcionaba el nº de viajeros en tramos interestaciones (la carga de tráfico), que convertíamos en ocupación media ya que conocíamos la superficie útil disponible para ser ocupada en cada tipología de coches.

Ello nos permitía conocer si la ocupación en cada tramo interestaciones de viaje permitía de la disponibilidad de asiento para cada uno de los viajeros, o si la carga superaba el nº de asientos y en cuánto la superaba. Considerábamos como calidad de viaje confortable un valor medio de hasta 2 viaj/m2 de pie, aceptable de 2 a 4 viaj/m2, aglomerativa hasta 6 viaj/m2 y muy crítica a partir de este umbral.

En función de los datos, los responsables de la programación y la operación de los trenes programaban las frecuencias a lo largo del día, sobre todo en los momentos críticos de la hora u horas punta. Adicionalmente, los datos obtenidos nos permitían disponer de matrices O-D (origen-destino) para cada una de las líneas, aunque no del sistema integrado ya que lógicamente el método no facilitaba los transbordos entre líneas.

¿Y a cuento de qué esta larga introducción?

Y llegó el virus que trastocó todo: algunos efectos en el transporte

Pues, como dice el epígrafe, llegó un virus y lo trastocó todo, por decirlo en términos suaves. Truncó, en primer lugar las vidas de muchos y las que desgraciadamente truncará. Trastocó todos nuestros hábitos de vida, costumbres y relaciones. Trastocó y trastocará a muchos, por no decir a todos, las economías domésticas , de los autónomos, de las empresas en una cuantía y magnitud difícilmente imaginable en estos momentos, como señalábamos en el párrafo inicial y el post anterior en este mismo Foro.

¿Y qué trastocó y trastocará en el transporte este virus diseñado, programado y altamente infectivo y letal para los humanos?

En primer lugar, al menos aquella preocupación nuestra  de hace 25 años por alcanzar cotas aceptables respecto del confort de los viajes, no será necesaria al menos por el tiempo que duren las medidas de distanciamiento social, si es que algún día son recuperables en los términos que hemos conocido hasta hace 45 días.

En segundo lugar, en que al contrario de lo que era comúnmente aceptado hasta ahora, el vehículo particular ya no resulta tan demonizado y es un instrumento de defensa frente al contagio de la infección. Por el contrario, el transporte colectivo  -bus, metro, tren, tranvía, avión y en menor medida el taxi y coche compartido-  ha pasado a ser una categoría de riesgo de contraer la infección.

En tercer lugar, para evitar o minorar riesgos e incrementar la distancia social, es necesario rebajar los índices de ocupación de los vehículos del transporte colectivo, al menos al 50%. Lo cual quiere decir que es necesario duplicar la oferta en servicio, al tiempo que reducir la demanda por unidad de transporte a la mitad.

En cuarto lugar, como consecuencia de lo anterior, se disparan los costes de inversión en material, los de mantenimiento y operación, que una de dos: o se incrementan sustancialmente las tarifas a los usuarios o  se trasladan  al conjunto de la ciudadanía vía impuestos, o ambas a la vez. Porque ninguna empresa de transporte de viajeros podrá hacer frente por si sola a este derrumbe de la rentabilidad.

En quinto lugar, como consecuencia de la crisis económica generalizada, tanto las empresas públicas operadoras de transporte como las privadas, dispondrán de menos recursos y subvenciones para operar y mantener sus parques y se verán obligadas a prolongar la vida útil de sus vehículos.

En sexto lugar, otro tanto cabe decir de las infraestructuras en general y del transporte en particular, que sufrirán un deterioro progresivo, con el riesgo de incremento de las tasas de siniestralidad y accidentalidad.

En séptimo lugar, la caída de la movilidad producida por el confinamiento prolongado y las medidas de distanciamiento social, repercutirán negativamente en las carteras de pedidos de las empresas fabricantes de trenes.  Si bien serían necesarios más trenes para duplicar los estándares de confort, la mala situación financiera y económica de las empresas operadoras públicas y privadas y otras medidas sustitutivas, harán que los fabricantes vean reducidas sus ventas.

En octavo lugar, y como consecuencia de todo lo anterior, se deteriorará la calidad del transporte colectivo, no ya tanto en el atributo de confort en los índices de ocupación, pero sí en otros atributos de calidad del viaje como pueden ser la puntualidad, los tiempos de viaje los movimientos y encaminamientos en estaciones y un largo etcétera.

En noveno lugar, la pandemia ha obligado en muchos casos al uso y mayor práctica del teletrabajo, con una evidente repercusión en la reducción de las necesidades y demanda de movilidad, lo cual no es en sí mismo un efecto negativo, sino todo lo contrario. Ello se traduce en el ahorro del tiempo y coste  que antes se invertía en el transporte al lugar de trabajo pero al tiempo, este beneficio social tiene el correlato en una disminución de la actividad de transporte, aunque paradójicamente en muchos casos, sea necesario incrementar la oferta con la mitad de demanda.

En décimo lugar, al descenso de la demanda de viajes de trabajo hay que añadir una parte muy importante  de los viajes por razón de estudio   -ambas conforman la denominada demanda obligada-  que también pasan a realizarse telemáticamente, siendo de esperar que este cambio en la forma tradicional presencial de trabajo y estudios por medios no presenciales, aunque sea de manera parcial, hagan mella de forma importante a la baja en los niveles tradicionales de demanda de movilidad obligada, la más numerosa cuantitativamente.

Finalmente, en undécimo lugar, no solo se verá deprimida la demanda interna de movilidad (recurrente, cotidiana, vacacional, etc) , sino que siendo como es España un país eminentemente turístico, esta pandemia afecta y afectará por tiempo y formas que todavía desconocemos a la demanda exterior, no solo turística sino también de negocio, que suponen casi 90 millones de viajes/año.

Epílogo para el ministro Ábalos

Ministro, podemos llamar a esto como queramos, pero no parafrasee al presidente con su "nueva normalidad" y nos diga que el panorama que acabo de describir es la "nueva movilidad". No juguemos ni pervirtamos el lenguaje y convirtamos la realidad y la verdad en una consigna y que la verdad sea el mensaje, al mejor estilo gramsciano.

Ministro, no edulcore con eufemismos lo que es un auténtico desastre sanitario, económico y social, que ustedes, los señores del gobierno han agravado con su impericia, ineptitud, irresponsabilidad, dando prioridad a sus tejemanejes ideológicos y sectarios. Sean transparentes y no nos oculten a sus asesores expertos y ordenen el caos que tienen en todo.

Ministro, déjese de vender humo y de la consigna de la "nueva movilidad", póngase a trabajar y arregle el sector en lo que pueda para que la movilidad, vuelva a ser la de  siempre.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mafex, la Asociación Ferroviaria Española, ha remitido, en nombre de sus 91 empresas asociadas que representan el 80% de las exportaciones ferroviarias del país, una carta a los ministros de transporte, industria y economía en los que presenta su posicionamiento ante el impacto de la crisis provocada por el coronavirus en el sector de la industria ferroviaria.
El documento recoge las principales medidas propuestas por la industria para apoyar al sector y paliar cuanto antes los efectos de la crisis. En su carta, Mafex recuerda que el ferrocarril es un modo de transporte clave para en la movilidad de personas y mercancías en nuestro país y cuenta a la vez con una gran representatividad en el tejido industrial y la exportación nacional.
Mafex considera clave también que además de las medidas que se puedan tomar para paliar el efecto de la crisis en la movilidad, desde la administración se debe trasladar un mensaje de confianza en el transporte público y en especial, el ferroviario, por sus numerosas ventajas desde el punto de vista de la seguridad, la fiabilidad y el respeto al medio ambiente, así como por el importante papel que está jugando en la actualidad y jugará en el futuro.

Anónimo dijo...

Aerolíneas en quiebra. Más de 15.000 despidos y pérdidas históricas superiores a 5.000 millones en Ryanair, Lufthansa, IAG y Air France-KLM. Ya han advertido que la demanda tardará ¡años! en recuperar los niveles precrisis.

Anónimo dijo...

El día después del confinamiento viajaremos en asientos separados por mamparas de metacrilato y aforo al 50%, con mascarillas para los usuarios, un pasajero por cada dos asientos y nada de dinero en efectivo. Ésta será la 'nueva normalidad' en el transporte terrestre público y colectivo. La orden de Sanidad que Pedro Sánchez presentó determina, además, que todos los trabajadores del sector que mantengan contacto directo con los pasajeros, también deberán ir provistos de mascarillas y guantes, así como tener acceso permanente a soluciones hidroalcohólicas y utilizarlas con frecuencia.

Anónimo dijo...

FTF ya lo ha desmenuzado muy bien, creo. Se puede olvidar Mafex, por:
- Es mentira que el ferrocarril sea clave para el transporte de mercancías: Ojala lo fuera. Sería lo menos afectado de todo.
- Puede que fuera clave para la movilidad de las personas en las grandes capitales, sobre todo Madrid. Pero aun en el caso de que se pudiera aumentar algo la frecuencia en horas punta, las estaciones ya no podrán asumir el flujo de viajeros.

A decir verdad, mientras no haya cura efectiva para la calamidad que padecemos, no se me ocurre como se va organizar la movilidad en Madrid para no hundir la economía del todo, y a la vez no morir en el intento. Que todos los astros iluminen la mente de nuestros gobernantes, sean del color que sean y gobiernen donde gobiernen.

- LD y AVE. Sucederá algo similar al resto de medios de transporte. Si TODOS van a ir al 50% imagino que los precios se encarecerán, lo que retraerá la demanda. Si se mantienen será una ruina que tendremos que financiar entre todos, pero no podremos porque no habrá ingresos. Un círculo vicioso que FTF ya ha explicado más de una vez.

Anónimo dijo...

El negocio de la movilidad deja pingües beneficios a las empresa privadas que ofrecen esos servicios. Las empresas públicas no hablarán de beneficios. Y tanto las públicas como las privadas reciben subvenciones por prestar sus servicios.
Esta pandemia ofrece una buena oportunidad real para estudiar el tránsito de personas, esencialmente por motivos laborales. Es boina amarillenta que aparece casi permanentemente sobre Madrid, se podría mitigar disminuyendo ciertos tránsitos. Es necesario el reparto diario de suministros y esos repartidores deben tener acceso a sus clientes. El teletrabajo permite evitar viajes en tren, en bus, en coche y disminuir la contaminación y las aglomeraciones. Que le regunten a los sufridos ciudadanos si prefieren ir todos los días al trabajo, en el vehículo que sea, o prefieren el teletrabajo desde una determinada residencia, que puede no ser una ciudad satélite. Ahora bien, a los empresarios del transporte eso les perjudica mucho y al gobierno también. Para muestra un botón: Las aerolíneas no están devolviendo el dinero del billete: 100 viajeros al día piden el reembolso. Ryanair y Vueling acumulan más del 60% de las reclamaciones gestionadas a través de plataformas online. Ábalos respalda que se modifique temporalmente el reglamento europeo con el objetivo de permitir a las aerolíneas dar un bono a los pasajeros que han visto sus vuelos cancelados por el coronavirus, en lugar del reembolso en efectivo para evitar la quiebra de grandes empresas. La política prima sobre la racionalidad.

Anónimo dijo...

John Moavenzadeh, director ejecutivo de Movilidad Urbana en el Massachusetts Institute of Technology (MIT): "En la movilidad, al igual que en el resto de sectores económicos, vamos a ver cambios elásticos que, tras un tiempo, tenderán a volver a la situación anterior a la pandemia, y cambios estructurales, en los que se establecerán nuevos usos y costumbres". "No se pueden separar los cambios del transporte de las transformaciones socioeconómicas que sufrirán las ciudades y sus ciudadanos".
La solución que más se está poniendo en marcha es que los servicios de transporte activen el mayor volumen de capacidad para transportar a menos pasajeros, con la mayor separación posible. Esto no es sostenible en el tiempo. Con esta fórmula las cuentas de las empresas de transporte no van a salir. El modelo de negocio de estas empresas está basado en conseguir porcentajes de ocupación muy altos, en algunos casos por encima del 90%. Con una reducción de la capacidad, las empresas no podrán operar.
El problema del transporte público, antes y ahora, está en los picos de demanda. La mayor afluencia suele coincidir con la entrada y la salida de la gente al trabajo. La clave está en reducir estos picos, difuminarlos y que no estén tan concentrados. Para ello, la única solución es un diálogo y una colaboración entre las instituciones públicas, los servicios de transporte y las empresas ubicadas en los grandes centros laborales de las ciudades.
"El viaje de negocios va a sufrir, es reemplazable, el de turismo volverá, es una experiencia".

Anónimo dijo...

La liberalización del AVE ni se detiene ni se retrasa.

Un “día histórico” para el ferrocarril, presume Isabel Pardo de Vera, presidenta de Adif. "El Gobierno está convencido de que así habrá más servicios, más frecuencias, mejores precios y mejor calidad... Olvida que Renfe también tendrá menos ingresos".

Este lunes (11-05-20), Renfe, SNCF -operador público ferroviario francés- e Ilsa -sociedad formada por Air Nostrum (aerolínea regional perteneciente a Iberia y Trenitalia (compañía que forma parte del operador ferroviario estatal italiano)- han firmado los contratos con Adif por los que darán servicio de transporte de viajeros de tren en tres líneas de AVE durante diez años. Al final, la semana pasada, se solucionó el principal escollo y la CNMC extendió la vigencia del acuerdo hasta los diez años, aunque anteriormente se había negado a prorrogarlo por más de cinco. En concreto, se abrirán a la competencia tres líneas de AVE (Madrid-Barcelona, Madrid-Valencia y Madrid-Sevilla): Renfe operará 86 trenes diarios; Ilsa, 16, aunque no operará hasta enero de 2022; y SNCF, 5. Y esta liberalización también supondrá una inversión: Renfe aportará 1.646 millones; SNCF, 1.200 e Ilsa, 200.

El secretario de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Pedro Saura, ha señalado que “no tiene que haber retrasos en la liberalización”. “Es una oportunidad para el conjunto de los ciudadanos, la economía y el sector ferroviario español en un momento en el que se espera que haya menos movilidad de largo y medio recorrido cuando pase la pandemia. La competencia es una oportunidad para ofrecer calidad y precios asequibles”.

El Gobierno español, al contrario de lo que ocurre en otros países, no tiene la intención de proteger a sus empresas, ni siquiera a las relacionadas con el transporte, bastante afectadas por las restricciones a la movilidad debido al coronavirus. Alemania, Francia e Italia, por ejemplo, están ayudando a sus respectivas aerolíneas (Lufthansa, Air France-KLM y Alitalia). Sencillo, porque en esta crisis económica provocada por el coronavirus debe primar proteger nuestras empresas y la inversión pública... pero el Gobierno prefiere apostar por la colaboración público-privada.