20 febrero, 2020

650.000 personas viven en una provincia y trabajan en otra

Gracias a los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que el diario EL CONFIDENCIAL ha publicado recientemente en una excelente infografía podemos conocer como la movilidad debida a las relaciones de empleo recurrente conforman hinterlands macro-provinciales que pueden coincidir, o no, con las conocidas delimitaciones regionales.


Algunos "pros" y "contras" de vivir en una localidad y trabajar en otra

Vivir en una gran ciudad es más caro que hacerlo en otras capitales de tamaño medio o pequeño. Además, los precios de los alquileres y la adquisición de una vivienda son prohibitivos para muchos ciudadanos que se ven obligados a irse a vivir a otras ciudades que no es aquella en la que tienen su trabajo.

La imposibilidad de encontrar un empleo en ciudades medias, salvo aquellos que gozan de un estatus funcionarial, lleva a algunas personas a intentarlo en grandes ciudades donde existen más posibilidades de empleos cualificados y mejor remunerados.

Otras personas, buscan adrede esa dicotomía entre el empleo y su residencia como consecuencia de buscar una calidad de vida que en muchos aspectos las grandes urbes no facilitan y se plantean residir en ciudades menos estresantes en el día a día.

Las tecnologías de la información y la comunicación hace que bastantes empresas estén implantando progresivamente el trabajo en casa, sobre todo en aquellas empresas de servicios que no exigen de una presencia cotidiana todos días laborables en las sedes habituales. El no tener que ir uno, o más días a la empresa, incentiva la búsqueda de la residencia en otras localidades más alejadas, además de lo anteriormente comentado.

Otra razón que ayuda a la deslocalización entre el empleo y la residencia ha sido y es la descentralización que conlleva el esquema autonómico vigente en capitales autonómicas, que se convierten así en centros o epicentros de una importante actividad burocrática y comercial que arrastran los centros de poder político.

Finalmente, la mejora de las infraestructuras y en especial las ferroviarias de alta velocidad en la versión de AV regional, denominada comercialmente Avant, posibilitan que distancias superiores entre los 100 y los 300 km sean competitivas en tiempo de viaje frente a otros modos.

Los servicios Avant  -lo hemos dicho en innumerables ocasiones-  tiene el "pro" citado anteriormente, pero tiene dos importantes "contras": uno, a pesar de tratarse de un modo ferroviario que en principio es más sostenible que otros, en estas distancias cortas o medias, es energéticamente despilfarrador, lo que contrarresta la vocación medioambiental positiva que tiene el tren en la opinión pública.

Dos, en este contexto anteriormente descrito, no es entendible la subvención pública de que gozan estos servicios en que para que unos ciudadanos puedan vivir y trabajar en localidades distintas y alejadas, el resto de contribuyentes  que no utilizan los Avant, tengan que sufragar lo que no alcanzan los descuentos que se practican y el coste real del billete. En este caso, el tratamiento de este servicio como OSP  es una evidencia que hace agua por todos lados.

Los datos

Los datos representan medias anuales a partir de las cifras trimestrales elevadas a valores anuales.

En efecto, el mapa representa los desplazamientos  interprovinciales extraídos de los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que en 2019 fueron de casi 650.000 trabajadores de media a lo largo del año, equivalente al 3,2% de todos los ocupados, cifra equivalente a la población de la quinta ciudad más grande de España, que es Zaragoza.

La irrupción de nuevas infraestructuras rodadas y en especial de la alta velocidad, así como la AV de corto y medio alcance denominada comercialmente Avant, ha potenciado  los ámbitos espaciales empleo-residencia, debido a que la distancia hoy día no se mide tanto en km como en minutos de tiempo.

Nuestra interpretación de la infografía nos ha llevado a establecer siete (8) grandes hinterlands o clusters peninsulares con ligazones funcionales por el empleo diario recurrente.

LOS CLUSTERS:

Subregión central

Se trata del hinterland central con epicentro en Madrid, su área metropolitana, y las provincias aledañas de Guadalajara, Toledo, Ciudad Real, Ávila, Segovia y Valladolid. Sin duda, esta funcionalidad por razones de trabajo se articula en torno a los ejes principales del corredor del Henares y el sur metropolitano en el modo de Cercanías ferroviarias. El otro modo, la AV regional, amplía este hinterland hasta Toledo y Ciudad Real por el sur y Segovia y Valladolida por el nor-oeste con los servicios Avant.

El epicentro receptor de viajes es la provincia madrileña, que debido a la carestía de la vivienda en su capital y principales ciudades ha expulsado fuera del ámbito metropolitano hacia las provincias colaterales de la CyL y CLM ha personas que residen en éstas y van y viene a diario a su puesto de trabajo en Madrid.

Cataluña

Está conformado por la región catalana que presenta una potencia delimitadora funcional del empleo  menos potente que la de la zona central peninsular antedicha, a pesar de que Barcelona atrae del orden de 50.000 viajes-día totales que Madrid. Además, se observa que la región catalana es bastante endogámica, con bajas relaciones interregionales, siendo las más significativas de éstas  las que mantiene con la región valenciana adyacente. El flujo más importante lo protagonizan las provincias de Tarragona y Gerona con destino Barcelona.

Subregión vasco-navarra

Su epicentro son las provincias vascongadas y la navarra, con ampliación a la provincia burgalesa  -a mejor decir con el norte de ésta-  y aunque en menor medida a la provincia de la Rioja lindante con la rioja alavesa.

El principal destino de los viajes los concentra la provincia alavesa, como consecuencia de detentar en su capital el gobierno autónomo vasco con viajes procedentes de Vizcaya, de La Rioja y de Burgos. Vizcaya atrae viajes procedentes de Cantabria y localidades más próximas. Por otro lado, Navarra atrae viajes procedentes de La Rioja.

Las dos Andalucías 

Los mayores flujos residencia- empleo de Andalucía se producen en las cuatro provincias occidentales de Huelva, Cádiz, Córdoba y Sevilla siendo los flujos con Málaga de un menor orden de  magnitud. En este caso, destaca la tendencia inversa a las señaladas anteriormente, en que Sevilla es generadora  viajes/día con destino a Cádiz, Córdoba y Huelva. En la Andalucía oriental, Granada y Almería muestran una más débil interrelación que la que se produce en su homónima occidental.

Levante y sureste

Esta zona está compuesta por las tres provincias valencianas más Murcia y Albacete y rompe  el discutible paradigma político de los países catalanes, al menos desde el punto de vista de la movilidad interprovincial. Las cinco provincias articulan un triángulo cuyos lados van desde Castellón-Valencia-Alicante-Murcia (el frente costero) más el de Murcia-Albacete y (en menor medida) Cuenca, para cerrarse nuevamente en Valencia.

Sin duda el principal agente articulador de estos flujos tiene que ver con las líneas de alta velocidad de Levante con Albacete como distribuidor de viajes a Murcia-Valencia, completado con el tramo Cuenca-Valencia, en mucha menor medida.

El eje atlántico gallego

La Galicia atlántica concentra la mayor parte de la movilidad gallega. Sin duda, los ejes rodado y el ferroviario que unen las cuatro principales capitales gallegas: La Coruña-Santiago-Pontevedra-Vigo marcan y definen la mayor parte de esta movilidad, al tiempo que concentran la mayor parte de la actividad económica regional. La Coruña y Pontevedra, las dos provincias atlánticas atraen y generan el 68,8% de los viajes residencia-trabajo en Galicia.

La Coruña y Pontevedra gozan de una infraestructura viaria y ferroviaria lineal que, además de otras, discurre de norte a sur y sur a norte a lo largo de todo el arco atlántico, lo que supone ser el principal eje vertebrador  de la movilidad gallega.

Por lo que se refiere a la relación de las provincias no atlánticas de Lugo y Orense registran la menor movilidad laboral interprovincial con una ligera ventaja de Lugo como provincia atractora de viajes procedentes de Orense.

La España despoblada

El resto del territorio peninsular donde son muy débiles o no existen movimientos recurrentes trabajo-residencia coincide sensiblemente con lo que se ha venido en llamar la España vacía o despoblada, que está formada -de oeste a este-  por las provincias por las que discurre la Vía de la Plata; es decir, Extremadura, Salamanca y Zamora. A ello hay que añadir las provincias aledañas al macizo galaico-astur-leonés, con las provincias de Asturias, León, Orense y la castellano-leonesa Palencia.

El siguiente bloque se centra en torno al curso medio del Ebro y el macizo ibérico, conformando esta zona las provincias aragonesas, Soria y Cuenca. En este bloque se inserta también la provincia andaluza de Jaén.

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