Calzada romana, a su paso por las Dehesas de Cercedilla en Madrid |
He sido siempre un forofo de las calzadas romanas. De los acueductos, puentes, y, en general de todas las obras civiles y templos romanos. Reconozco la belleza espléndida del arte griego, pero éstos no destacaron por su obra pública. Por ello, hace tiempo que quería echarle al tema una pensada y escribir un par de notas al respecto. De manera fortuita cayó este mapa en mis manos y ya no tuve escapatoria para pasar de largo.
Pasé un largo rato extasiado delante de esta imagen intentando descubrir los secretos y belleza que esconden esas líneas, que guardan todo su sentido y que seguro, los ingenieros romanos heredaron de otras civilizaciones que poblaron con anterioridad nuestra península conejera.
Veamos lo que se me ha ocurrido:
Red de Calzadas romanas a finales del Imperio
Red Básica actual de Carreteras con IMDs
Las vías principales
La Vía de la Plata, que salía de Mérida y llegaba a Astorga.
La Vía Hercúlea o Augusta: enlazaba Roma con la Galia, el eje Mediterráneo, los valles del Ebro y del Guadalquivir y llegaba hasta Gades. Es la calzada romana más larga de toda la Península Ibérica (1.500 km).
La Vía del Atlántico: Se iniciaba en Lucus Augusti y recorría el frente atlántico luso hasta Onuba.
La Vía del Norte: Unía Tarraco con la Vía de la Plata a través de Ilerda, Cesaraugusta, Numantia y Clunia.
La Vía Meseteña: Unía el norte hispano con la Vía Augusta.
La Vía Lusitanorum: En el Algarve Baesuris, Balsa, Ossonoba (Faro), Milreu, Cerro da Vila, Lacobriga (Portugal).
Un tupido y jerárquico sistema viario
Lo primero que se vino a mi cabeza fue la elevada densidad de calzadas que había construidas al concluir el Imperio, que en nada desmerece de la red básica de carreteras actual, como puede verse comparando ambos mapas. Imbuido por el recuerdo de los libros de bachillerato que solamente nos presentaban las principales, llamó mi atención que existieran tantas.
La jerarquía era la siguiente:
Las viae publicae
Estas son las principales vías del Imperio, las principales arterias de la red de rutas que unen las ciudades más importantes entre ellas. También son llamadas viae praetoriae (vías pretorianas), viae militares (vías militares) o viae consulares (vías consulares). Era el Estado quien podía hacerse cargo de la financiación de su construcción, pero se requería una contribución de las ciudades y de los propietarios de las zonas atravesadas por estas vías que debían garantizar su mantenimiento. El promedio constatado del ancho de las viae públicae era de 6 a 12 m.
Las viae vicinalis
Partían de las vías públicas y permitían unir entre ellas varias vici (un Vicus es un pueblo grande) en la misma región. Estas eran, evidentemente, la mayoría de las vías de la red. La anchura media de una viae vicinalis era de alrededor de 4 m.
Las viae privatae
Unían las principales propiedades, las villae, con las viae vicinales y publicae. Eran privadas, reservadas para uso exclusivo del propietario que la financiaba en su totalidad. La anchura media de una via privata era de 2,50 a 4 m.
La morfología del sistema ha pervivido hasta nuestros días, no así su topología: de un sistema transversal mallado a otro radial
Las calzadas romanas han servido para diseñar nuestras radiales en su casi totalidad, coincidentes en un alto porcentaje en su trazado. Lo mismo puede decirse de la denominada Ruta de la Plata, un vía de primerísima magnitud en el sistema viario peninsular romano, así como en el resto de los principales ejes transversales (eje del Mediterráneo; eje Atlántico ; eje del Ebro y la transversal del Norte que unía los conventos jurídicos de Tarraco a Lucus Augusti y Brigantium). Destacan, así mismo, otras dos grandes diagonales transversales NE-SO y NO-SE.
No obstante, es evidente la muy semejante estructura y disposición de las vías, en que la red actual puede decirse que reproduce en más de un 90% la de las calzadas. Pero, sobre esta base viaria coincidente en grado muy elevado, como acabamos de señalar, la topología es distinta.
Las principales calzadas no solían utilizarse mediante orígenes- destinos radiales, a pesar de la presencia de Toletum en el quasi-centro geográfico peninsular, salvo en el ámbito subregional, sino que las relaciones se articulaban en largas transversales ( tres N-S, incluida la mediterránea y otras tres transversales).
Las principales calzadas no solían utilizarse mediante orígenes- destinos radiales, a pesar de la presencia de Toletum en el quasi-centro geográfico peninsular, salvo en el ámbito subregional, sino que las relaciones se articulaban en largas transversales ( tres N-S, incluida la mediterránea y otras tres transversales).
Se trata, por tanto, de un sistema de morfología más mallada que el de nuestras principales vías actuales, organizadas en torno a seis grandes ejes radiales. Es más, las principales calzadas romanas no era ninguna de ellas de tipo radial, sino ejes transversales.
Los conventos jurídicos, importantes cabeceras de funcionalidad subregional
Destaca la existencia de tres nodos de funcionalidad subregional: Emérita Augusta (Mérida), Hispalis (Sevilla) y César Augusta (Zaragoza), aunque en este último caso la capitalidad del convento jurídico radicaba en Tarraco (Tarragona).
Emérita Augusta, la capital conventual con mayor conectividad
Por la capacidad de conectividad, destaca la capital conventual Emérita Augusta, de la que parten y son destino nueve vías rodadas que, a mayor o menor distancia, conectan con todos los destinos peninsulares, lo que nos da idea de la importancia de la Lusitania de la que era capital administrativa y política.
3 comentarios:
Menudo ensayo de historia romana y sus calzadas. Gracias por tu artículo. Me encanta la historia.
Clase "magistral" sobre calzadas romanas. Gracias por tu artículo
Algún profesor que otro de Historia, debería leer éste artículo. Didáctico del principio al final
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