Ser consejero de una empresa
pública o de cómo comer la sopa boba
La sopa boba era algo parecido a una sopa aguada que en los tiempos
pretéritos se servía a la puerta de los conventos e iglesias a los más menesterosos.
No es éste el caso de los emolumentos que perciben los consejeros de las
empresas públicas, entre los que están los consejeros de ADIF que allá por
Junio de este año, decidieron sacudirse todos los “muertos” de encima y
transferírselos a los de más abajo. Pero sí, su papel en las empresas públicas,
algo tiene que ver con la mencionada sopa boba menesteral, ya que ambas, sopa y
el trabajo de los consejeros, carecen de la más mínima sustancia y
responsabilidad. Pero, sí sustanciosas, son, no obstante, las retribuciones de
los últimos.
Los consejeros de ADIF se
“sacuden” sus responsabilidades: ¿Para qué entonces los consejos de
administración y los consejeros?
Dejando
aparte la digresión anterior, el B.O.E. del pasado 25 de Junio publicó una Resolución
de 11 de junio de 2013, de la Secretaría de Estado de
Infraestructuras, Transporte y Vivienda, por la que se publica el Acuerdo del
Consejo de Administración del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias,
sobre delegación de competencias. “El consejo de
administración de Adif acordó el pasado 31 de mayo, en una las reuniones que
celebran todos los últimos viernes de cada mes, delegar diversas competencias
entre cargos de la compañía pública. Entre esas atribuciones que delega el
consejo figura la capacidad “para aprobar instrucciones y capacidades
necesarias para determinar con precisión las condiciones de operación de la infraestructura ferroviaria, en materia de
seguridad en la circulación”. Y se hace constar de forma expresa que las
competencias las asume el director de Seguridad y Circulación, sin especificar
su nombre. Así consta en el Boletín Oficial del Estado del pasado 25 de junio, que publicó
los acuerdos adoptados por el consejo del Administrador de Infraestructuras
Ferroviarias casi un mes antes.
Los no adictos 100%, al averno
Entre finales de mayo y primeros de junio, fue destituido el
entonces director de Seguridad y Circulación de Adif, Andrés Cortabitarte. Su
salida del cargo se produjo tras reavivarse la polémica por su actuación como
perito en el accidente del Metro de Valencia, el 3 de julio de 2006, en el que
murieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas. Poco antes de su cese, y
ante la reactivación de la controversia por el siniestro de Valencia,
Cortabitarte dio a entender en una entrevista al diario El
Mundo que se le pudo ocultar información técnica para que realizase
su peritaje. “No rechacé ningún tipo de informe porque analicé los datos
oficiales que me fueron facilitados. Si había más, no me los dieron”, manifestó
Cortabitarte.
Días después, Gonzalo Ferre, que había sido nombrado por el
Consejo de Ministros presidente de Adif el 18 de enero, decidió prescindir de
los servicios de Cortabitarte. Y en su lugar eligió a Manuel Besteiro Galindo,
un ingeniero de Caminos procedente de la consultora pública Ineco-Tifsa,
participada por Aena, Adif y Renfe, empresas para las que elabora informes y
proyectos técnicos. Cuando se produjo el accidente de Santiago, Galindo ya
llevaba más de un mes en el cargo.” (El País)
5 comentarios:
¿Nos podríais dar los componentes del Consejo de Admón?
Los últimos publicados, que no reales, están en la Memoria de Adif, en su página web. Los ahora reales, no figuran en ningún sitio de acceso público. Y eso que existe una ley de Transparencia.
Un consejero va a sentarse un ratito una vez al mes a la empresa de que se trate y a decir amén a lo que diga el ministerio de turno o el presidente de la empresa. Y cuantas menos responsabilidades mejor. Por eso se las han sacudido de encima estos chicos consejeros de Adif. No vaya a ser que un juez gracioso luego nos pida responsabilidades. Me embolso mis 60.000 euros al año, compatibles con mi otro cargo, y a otra cosa, mariposa.
UNA PREGUNTA ¿Acaso no existian antes los consejeros? porque mucho se pia ahora y eso lleva aaaaños así, incluso teniamos de consejero al ... (mejor me callo) de Camilo José Cela
Sí, sí, claro que sí, pero el que hasta ahora no haya habido ocasión de ejercer esta crítica, no quita que antaño y hogaño sea criticable. Alguna vez es la primera vez de las cosas. ¿O no?
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