16 abril, 2008

Fomento, la Operadora y el salitre


Organizaciones salitrosas


Enrique Dans lo llama “efecto Mar Muerto” –quizá más expresivo- pero nosotros preferimos llamarlo tal y como figura en el título. La demasía de salitre agosta las tierras y las deja infértiles para los cultivos, los "quema" según el argot campesino de antaño. En el ser humano el exceso de sal ocasiona dolencias graves: hipertensión y disfunciones en el sistema renal que es uno de los sistemas autodepuradores del organismo. Lo mismo ocurre en las organizaciones. Las organizaciones salitrosas son aquellas que no son capaces de autodepurarse, de renovarse. Se cuecen en si mismas al igual que una salsa que de tanta cocción se va reduciendo y acumulando sal para un volumen más pequeño. Lo bueno en este tipo de organizaciones se evapora, acaba yéndose a la competencia o a otros menesteres. Queda lo viejo, lo de siempre, lo contrario a la innovación que acaba en una crisis nefrítica que no es otra cosa que la incapacidad para depurar los viejos hábitos, los vicios, las malas prácticas, lo cutre. Las soluciones son limitadas: diálisis, primero y trasplante, en segunda instancia. Las organizaciones salitrosas acaban necesitando ser transfundidas de sangre nueva, de savia nueva y, finalmente, ser trasplantadas con nuevos responsables y personas. La organización ya no es lo que era. Es nueva. Tiene un nuevo riñón.

En la principal Operadora del ferrocarril ocurre algo similar a lo dicho. Se ha salinizado en el monopolio durante muchos años. En los tiempos más recientes ha tenido que acudir a transfusiones en un ejercicio de diálisis limitado e inevitablemente va a tener que sufrir una operación de trasplante. O lo hace por iniciativa propia, o se lo hacen, antes de que llegue la hora de la liberalización. Adolece todavía de prácticas coercitivas bajo un barniz progresista, es ineficiente en muchas de sus prácticas, es endogámica y poco ágil y no es capaz de dar respuestas a retos cotidianos. Tiene buenos productos pero es incapaz de venderlos. No sabe. Se lía a si misma. Los competidores van ganando puestos en la posición de salida.

Pero claro, de tal astilla, tal palo –ya, ya, el dicho es al revés- porque anda que a la ínclita ministra de Fomento que repite, lo único innovador que se le ha ocurrido es permutar a los mismos que ya tenía en la legislatura anterior. ¿Es eso todo lo que es necesario cambiar en ese Ministerio, luego de cuatro años plagados de errores y meteduras de pata? Es como el juego del trile que se estila en la sevillana calle de Sierpes. Siempre, cuando levantas el cubilete, o no hay bola, o es la misma. Está tan lleno ese ministerio de salitre que más que ministerio de Fomento es un Mar Muerto.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Metáfora poderosa y real como la vida misma.
Por eso algunos directores corporativos se preguntan de quién es este foro y cómo habla así de este tema o de otros como los maquinistas, por ejemplo, a resultas del artículo sobre su productividad. Ni siquiera es consciente de que además de un trasplante tenemos una grave "infección" de costes de personal que cobran más que muchos gerentes.