Organizaciones salitrosas
Enrique Dans lo llama “efecto Mar Muerto” –quizá más expresivo- pero nosotros preferimos llamarlo tal y como figura en el título. La demasía de salitre agosta las tierras y las deja infértiles para los cultivos, los "quema" según el argot campesino de antaño. En el ser humano el exceso de sal ocasiona dolencias graves: hipertensión y disfunciones en el sistema renal que es uno de los sistemas autodepuradores del organismo. Lo mismo ocurre en las organizaciones. Las organizaciones salitrosas son aquellas que no son capaces de autodepurarse, de renovarse. Se cuecen en si mismas al igual que una salsa que de tanta cocción se va reduciendo y acumulando sal para un volumen más pequeño. Lo bueno en este tipo de organizaciones se evapora, acaba yéndose a la competencia o a otros menesteres. Queda lo viejo, lo de siempre, lo contrario a la innovación que acaba en una crisis nefrítica que no es otra cosa que la incapacidad para depurar los viejos hábitos, los vicios, las malas prácticas, lo cutre. Las soluciones son limitadas: diálisis, primero y trasplante, en segunda instancia. Las organizaciones salitrosas acaban necesitando ser transfundidas de sangre nueva, de savia nueva y, finalmente, ser trasplantadas con nuevos responsables y personas. La organización ya no es lo que era. Es nueva. Tiene un nuevo riñón.
Metáfora poderosa y real como la vida misma.
ResponderEliminarPor eso algunos directores corporativos se preguntan de quién es este foro y cómo habla así de este tema o de otros como los maquinistas, por ejemplo, a resultas del artículo sobre su productividad. Ni siquiera es consciente de que además de un trasplante tenemos una grave "infección" de costes de personal que cobran más que muchos gerentes.