02 noviembre, 2007

La estrategia, motor de avance de las organizaciones

Expansión & Empleo

27-10-2007

Memoria de futuro

por
Plácido Fajardo

Socio de Leaders Trust International.

"En Madrid, si un día entre semana te reúnes a las 7 de la tarde, o estás dando una conferencia o te la están dando", decía el presentador del acto. Nos habíamos congregado un puñado de amigos e interesados en el tema abordado en el libro que era objeto de presentación. El autor comenzó a desgranar con orgullo y pasión el contenido de una obra que conseguía ver la luz tras cuatro años de gestación.

El gran bazar era el título elegido para tratar aspectos relacionados con las personas y las organizaciones. Eso sí, desde un punto de vista nada convencional, con una gran dosis conceptual que requiere lectura profunda y reflexiva. Durante la tertulia posterior surgió un interesante debate alusivo a un asunto bien reflejado en el libro: el tratamiento habitual que suele darse al futuro en las organizaciones, normalmente encomendado a la estrategia.

Si la estrategia es algo así como el camino que nos permite llegar al futuro deseado, parece lógico centrarse primero en ese futuro y tratar de imaginarlo. Pero, así como el pasado es sólo uno, tan cierto como que ha ocurrido, el futuro es plural, incierto, cada cual puede imaginarlo como desee.

La práctica habitual consiste en pensar el futuro proyectando el presente que ya conocemos hacia adelante, añadiéndole progresivas modificaciones más o menos tímidas, según sea la actitud osada o conservadora de quien la proyecta. Como resultado, muchas veces la estrategia de futuro elaborada por los directivos tiene más de planificación prevista o previsible que de reflexión rompedora, sin restricciones previas ocasionadas por experiencias pasadas. Evitar esto es tarea prioritaria de quienes cuidan el desarrollo del talento directivo.

Traslademos esta reflexión a nuestras vidas, ya sean profesionales o privadas. ¿Hasta dónde actúa el pasado como condicionante de nuestro futuro? ¿Hemos intentado imaginar nuestros futuros posibles? ¿Tenemos una visión clara de dónde y cómo nos gustaría estar dentro de 15 ó 20 años?

Hace poco realizábamos este ejercicio en una sesión de entrenamiento para coaches profesionales y los resultados fueron tan sugerentes como variopintos. La primera limitación que nos ponemos al pensar sobre estas cuestiones viene de nuestro pasado. La memoria del ayer prevalece en el pensamiento y nos centra en la idea de seguir siendo lo que fuimos. Al fin y al cabo, lo que somos, nuestro presente, se explica según lo ocurrido tiempo atrás, como una consecuencia lógica y razonable de nuestra propia evolución.

Nos dejamos atrapar en las redes del pasado sin percatarnos del riesgo de perder el enfoque adecuado sobre lo que queremos realmente ser o hacer. En los procesos de cambio, por ejemplo, esa sensación es tan perceptible que pudiera masticarse, cuando lo más necesario es justamente lo contrario, mirar hacia delante, pensar en el futuro con la mayor apertura y amplitud posible.
Lo anterior no significa renunciar al pasado, ni perder oportunidades para aprender de la experiencia, fuente clave de aprendizaje.

Pero el futuro es otra cosa, son posibilidades, algo que podemos construir, que está en nuestra mano cuando elegimos u optamos entre varias alternativas. Si pensáramos en el futuro con más frecuencia y detenimiento, nuestros actos del presente quizás fueran muy distintos. La mejor decisión o actuación es la que muestra mayor coherencia con ese futuro al que aspiramos y que deberíamos retener en un lugar preferente de nuestra memoria

1 comentario:

Anónimo dijo...

eso pasa en la empresa en la que trabajo (empresa pública ferroviara española). El pasado es una gran losa que impide concebir planteamientos que choquen con esa experiencia pasada.