Una Universidad para RENFE Operadora
Por
José Enrique Villarino Valdivielso
Economista
Por elucubrar, empecemos por el tejado. Podría llamarse algo así como “Universitas Necotii Ferroviarum”, en acrónimo UNIFER – el mundo de los negocios ferroviarios-, el mundo del ferrocarril por extensión. Algunas de las grandes empresas ya tienen universidades de la propia corporación tales como UNIVERSIA, un gran portal patrocinado por el Banco Santander que agrupa a universidades españolas e iberoamericanas, FERROVIAL, la constructora y de servicios, la aseguradora ASEPEYO y algunas otras más. Se trata de una experiencia formativa y –ojo, organizativa ya que si no se desvirtúa su razón de ser- interna de la propia empresa y, a la vez, con un grado de externalización notable que hace que este tipo de experiencias no se autoengullan y tengan una proyección externa e internacional.
¿Cómo funcionan? Pues al estilo de una universidad moderna, por el sistema de créditos y áreas curriculares de especialización, después de haber superado unos conocimientos troncales básicos. Hasta aquí nada nuevo. Cada cual elige su carrera o es impelido a ella en función de su cartera de habilidades y pugna por abrirse camino en la maraña de conocimientos, especializaciones y vocaciones propias. Esto, que parece una perogrullada y una simpleza supone, ni más ni menos, que exista una decisión curricular libre y que después, la empresa la respete y la gestione. Un ejemplo, un empleado, factor de entrada, llega a mando intermedio en la DG de Seguridad y Organización, pero él descubre que su fuerte son los números y la economía, descubrimiento que obtuvo merced a un curso que hizo en “XXX”, a costa de su bolsillo y opta aun puesto de controller en la dirección de finanzas, que, finalmente obtiene, desplazando a quien hasta entonces lo detentaba. Pues bien, una universitas de empresa puede dar satisfacción a su vocación en dos vertientes: satisfacer la vocación del empleado y mejorar la productividad de la empresa al tener ubicado a un trabajador en su área de interés y conocimiento. Un campus interno es positivo para la empresa y los trabajadores.
Un segundo aspecto de este sistema es que posibilita una mejora organizativa global. Cada empleado tiene en la oferta de posiciones profesionales de la organización la traza, clara y transparente, necesaria para acceder a un determinado puesto. Un ejemplo, para ser Jefe de Gabinete de Proyectos estratégicos en la DG de Alta Velocidad-Larga Distancia es necesario acumular XX créditos de tal y tal y tal especialización y, una vez conseguidos, es un candidato a dicho puesto, con opción a desbancar a quien lo obtuvo por designación, como todos. Con ello se elimina el sistema actual en que cada candidato es sometido a una única o dos como mucho, pruebas, amañadas las más de las veces en un modus operandi pervertido y tácitamente admitido por casi todos. El sistema de créditos curriculares debe ser complementado con otros que pongan de manifiesto habilidades de tipo gerencial, organizacional, de dirección de personas, etc. Pero hay un pero, para implantar este sistema es necesario hacer tabla rasa de quienes ocupan hoy los puestos y que los que los detentan se vean sometidos al nuevo sistema, al igual que quienes han conseguido los créditos necesarios para optar a dicho puesto. Esto, que dicho así, parece muy democrático, bonito y sencillo es complicado. Supone cambiar un sistema vigente, arbitrario, injusto y corrupto por otro de mérito, capacidad e ilusión. Cada detentador de un puesto debe revalidar sus competencias, conocimientos y habilidades. Y, como se dice, … a quién Dios se la de, que … se la bendiga.
A los primeros que este nuevo sistema que propongo no les viene bien es a la amalgama empresa-sindicatos que han diseñado el modus operandi actual y, sobre todo a reductos de rancio sindicalismo corporativismo de “familias” dentro de la empresa que suelen tomar como rehenes, en enero, marzo-abril, julio y diciembre, más puentes, a los ciudadanos que quieren ejercer su derecho a viajar y al resto de trabajadores de la empresa, con la permisividad de la mayoría de la costra dirigente de la empresa. Una universidad dentro de una empresa y la organización que de ella se deriva, es todo lo contrario a la existencia de esas escuelas gremiales llamadas de conducción, por ejemplo entre otras, que pretenden impartir títulos, funciones y competencias de las que sólo la Administración del Estado y las enseñanzas regladas son competentes.
La implantación de la Universidad empresarial de RENFE Operadora sería un revulsivo a la falta de profesionalización del estamento dirigente y un medio para acabar con esta impericia profesional donde hoy cualquiera sirve para un roto y un descosido, por ejemplo, para gerente de mercancías, director comercial de un importante negocio de movilidad urbana, para gestionar estaciones y más tarde para gestionar los servicios a las personas discapacitadas. Esto, sólo un caso que se me viene a la memoria; como éste, cientos.
Para enviar a competir a esta empresa no valen los pobres conocimientos actuales, ni los enfoques que se siguen en la mayoría de los negocios, ni las habilidades de la inmensa mayoría de sus directivos, ni su organización que es inane y contraproducente para alcanzar mayores niveles de eficiencia y productividad. No se si ésta es la mejor solución para competir en el nuevo escenario que inaugurará 2010 (?) pero algo nuevo, distinto e imaginativo habrá que hacer. Tocar el bombo, sólo sirve para echar el rato y unas risas. Pero para poco más.
Cuanto más leo el foro, mas patente se me hace la necesidad de cambiar la empresa. Que capacidades desperdiciadas, que aptitudes tiradas a la basura, que actitudes viciosas y pervertidas nos dominan. Cuánto echo de menos que todas estas ideas no tengan el apoyo ni la voluntad suficiente de los responsables por realizarlas. Cuánta luz desprende el foro, tanta como sombra proyecta la corrupta estructura de la empresa.
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